0- VIUDAS
DE COLUMBA
Es gracioso el nombre con que a
Accorsi se le ocurrió bautizarnos a los que lloramos la desaparición de Columba.
Sin embargo, creo que menos gracioso pero más acertado sería llamarnos los
viudos de la señora Editorial.
(El siguiente texto fue escrito en los `80
para aficionados de una revista underground y posteriormente corregido y
aumentado en 1997 y 2007, para su publicación en Blancas
Murallas)
1- SECRET
ORIGIN
Soy descendiente de alemanes, y en mi
niñez me leían cuentos de un libro que aún hoy se sigue editando porque ha sido
y es libro de cabecera de niños alemanes a través de generaciones. ERl autor,
Wilhem Busch, filósofo, poeta y dibujante, narra en Max und Moritz (publicado
alrededor de 1870-80) las travesuras de dos pibes, ilustrándolas en cuadritos;
debajo de cada cuadrito, un texto en verso. Muchos años después me enteré de que
esta obra inspiró la creación de la legendaria historieta The Katzenjammer Kids
(Los sobrinitos del Capitán). Lo cierto es que yo también me sentí inspirado
por ese libro de Busch para ponerme a dibujar historietas aún mucho antes de
aprender a leer y escribir.
Como supongo habrá ocurrido con la mayoría
de los ilustradores, pasé por la escuela y el secundario
haciendo miles de dibujos, ilustraciones y caricaturas para y de
mis compañeros y profesores, y al llegar a los 18 años no tenía, por supuesto,
ninguna duda sobre la carrera que iba a abrazar. Mi madre estaba lejanamente
emparentada con la esposa de José Luis salinas, de manera que desde muy chico me
llevaba cada tanto con mis dibujos a visitar al maestro. Mis
recuerdos más antiguos corresponden a la época en que José Luis dibujaba Ellos2
para PATORUZÚ u La historia de las Selvas Vírgenes para EL HOGAR, además de su
producción en color para almanaques y sus series
publicitarias para aceite Cocinero y lanas Mamita; posteriormente, y a
través de los años, la tira del Cisco Kid. Así, pues, en cuanto terminé el
secundario fui a consultarlo sobre cómo encauzarme en la
profesión. Me sugirió no tomar clases de dibujo para evitar el riesgo de de que
se me contagiase el estilo del profesor, teniendo en cuenta que mis trabajos
ya mostraban una cierta, definida personalidad. Si es que me aconsejó
perfeccionarme autodidácticamente en la construcción de la figura humana (tan
fundamental en historieta como el enfoque y el movimiento) con ayuda del libro
Dibujo de Figura en todo su valor de Andrew Loomis. Simultáneamente, fui
practicando pluma y pincel, y armé una carpeta de muestras que presenté
orgullosamente en revistas más y menos importantes. Empezando por PATORUZITO y
terminando por RECREO
reboté absolutamente en todas.
En esa época se me presentó la oportunidad
de entrar (a prueba) en la productora de dibujos animados BURONE BRUCHE (junto
con OLIVA, creo, los primeros que produjeron películas para la incipiente
publicidad televisiva). Son muchísimos los dibujos que hay que hacer en la
animación de películas de pocos segundos y reconozco que, como práctica para
aflojar la muñeca, este trabajo me fue de gran utilidad; también en lo que
respecta al escorzo y variedad de movimientos de la figura humana (aún en su
calidad de monito). Estuve cerca de un año en Burone Bruché, pero
simultáneamente no dejaba de dibujar historietas, estudiando, puliendo,
perfeccionando. Y había progresado bastante, cuando un amigo de mi familia me
concertó una entrevista con Pedro Seguí, excelentísima
persona con quien tuve el gusto de volver a abrazarme recién veinticinco años
después, en un Festival del Humor y la Historieta de Lobos.
Seguí no tenía trabajo para mí en su productora publicitaria, pero me
recomendó a Tulio Lovato (Rinkel el ballenero) director artístico de
PATORUZITO, donde volví a rebotar con mi carpeta de
muestras
2- EL
DEBUT
Pero Seguí no se despreocupó de mí; al
poco tiempo me llamó para que fuera entrevistarme con su
colega y amigo Juan Angel Cotta (hermano, creo de Blanca Cotta, actual cronista
de CLARIN REVISTA) que era uno de los directores de Editorial
Muchnik (MUHCO GUSTO). Y Cotta me brindó la oportunidad de publicar mi primer
trabajao como profesional. Fueron unas ilustraciones (tipo dbujo animado) para
cuentos infantiles en la revista CHIQUITOS. Inmediatamente después, mi primera
historieta seria (aunque el tema era de comedia): Esta barra nuestra en una
nueva revista que se empezaba a editar, PANCHO. No recuerdo quién (o quienes)
escribía los guiones.. Lo que sí recuerdo es que frecuentaban la editorial
Manuel Peyrou (notable narrador, gran cuentista policial,
admirado por el propio Borges), Adolfo jasca (Los tallos amargos) y
Luis Lucho Lanas (escritor y periodista nato). Este Lanas escribía el guión de
Capiango, una historieta de tema gauchesco, en los tiempos de Güemes, que se
publicaba en SUPERHOMBRE dibujada por Alberto Salinas quien, además, trabajaba
en la editorial. Al poco tiempo Alberto tuvo que hacer el servicio militar y a
mí me encargaron seguir con Capiango, tratando de mantener su estilo (que era
el de José Luis) con el cual de todos modos yo estaba emparentado, por lo que
no me resultó difícil. Casi simultáneamente se editó otra revista, HAZAÑAS, en
la que publiqué una historieta una historieta de mosqueteros, Dacier, el
temerario, también dibujada a pincel y en un estilo Salinas-Harold
Foster.
3- EL
ESTILO VOGT / EL ESTILO SILVESTER
Hablando de estilos: al margen de mi
admiración por Salinas (y en una época en que todos los noveles historietistas
seguían a muerte la línea de Alex Raimond) sentí yo una especial
atracción por John Cullen Murphy (Ben Bolt), Leslie Turner
(Capitán César), Roy Crane (Buz Sawyer) y Bob Schoenke (Laredo, ranger de
Texas), Admiraba de ellos el sentido de síntesis, la parquedad (La parquedad
es el alma del genio, según Shakespeare. Creo que, involuntariamente, mi
estilo se estaba convirtiendo en una melange de todos ellos,
sin que en el resultado se pudiese establecer concretamente la incidencia de uno
de ellos en particular. Ahora bien, en alemán, Silvester es un concepto como
Nochebuena o Pascua. Silvester es el último día del año (San Silvestre), más
concretamente la noche en que se celebra la inminente llegada del año nuevo. Fue
el 31 de diciembre de 1953 que me propuse arrancar con un nuevo estilo, el mío
propio, en la primera oportunidad que se representase en 1954. Esa oportunidad
se llamó Doc Carson y fue mi primer contacto con Oesterneld, que había sido
contratado por HAZAÑAS. El tema era un western, el estilo de dibujo
completamente distinto al de Capiango y Dacier,
la técnica: pluma en vez de pincel, y el pseudónimo para firmarlo: Silvester,
en honor al santo de fin de año inspirador de mi
decisión.
Volví a firmar luego como Silvester mi
historieta Terco Thomas, boxeador que se publicó en PONCHO NEGRO,
simultáneamente con la historieta Poncho Negro, para la que los directores de
Editorial Sugestiones me habían solicitado el mismo estilo de Capiango y que
firmé como Carlos Vogt. El guionista, si mal no recuerdo, se llamaba Ortiz
Noguera y era el autor de la serie radial, que se transmitía con parecido éxito
a Superman y Tarzanito. El tema era tipo western, pero ambientado en un país
latinoamericano no especificado (un poco a la manera de Drago de Hogarth ).
Dibujada sobre guión propia en Terco Thomas (Terco Nathaniel Thomas, TNT en
los puños) Silvester se dejó influenciar más definidamente por J.C.Murphy, en su
entusiasmo por hacer un Ben Bolt, aunque partiendo de la línea argumental del
esquema de "Tucho, de canillita a campeón, una historieta del PATORUZITO de los
años 40. Pero el asunto no terminaba de convencerme (tampoco Poncho Negro) y
mi entusiasmo fue languideciendo hasta que abandoné ambas series, aunque
seguí escribiendo por un tiempo el guión de Terco, dibujado
por Rodríguez Uzal, (un ex colega animador de Burone Bruché), para quién también
escribía el guión de otra historieta de la revista, El Apache, personaje
ambientado en el submundo parisino. Para esa época, en Muchnik decidieron dejar
de editar SUPERHOMBRE y HAZAÑAS. El mismo día que lo supe, me presenté en
Editorial Abril, donde uno de los directores, Julio Portas (Julio Almada,
guionista de de Fuerte Argentino, MISTERIX) me recibió con esta maravillosa
frase: Hace tiempo que lo esperábamos
En Abril parecían todos muy impresionados
por el trabajo de Silvester en Doc Carson y de inmediato encomendaron a
Alberto Ongaro la realización de un guión para mi. Ongaro venía de viajar por el
sur, y con las pestañas duras de hielo y demasiado entusiasmado como para
escribir sobre cualquier otra cosa, creó Tierra del Fuego. Yo no encontré
demasiada documentación sobre el tema, pero encaré la cosa como un western de
Alaska situado en el extremo opuesto del mundo y el resultado fue satisfactorio.
Había atmósfera y eso era lo principal. A todo esto, recién conocí a Ongaro
personalmente cuando ya hacía dos meses que la serie se publicaba en RAYO ROJO.
Y ahí pude constatar que él era ese tipo que paseaba un perro boxer por las
inmediaciones de la estación Belgrano R y con el que me había cruzado una docena
de veces. En esa época, Ongaro e Ivo Pavone vivían en el mismo hotelucho bohemio
cercano a la estación. En Tierra del Fuego traté de terminar de pulir mi
estilo Silvester, más aún porque ya no realizaba ninguna de las historietas que
me ataban al estilo Salinas. Trabajaba al doble del tamaño de la revista y me
pagaban la producción total de cada mes (creo recordar muy vagamente que eran
$m/n 35 por cuadrito). Dibujaba cada aventura de la serie en tiras continuadas
de comienzo a fin; luego los originales eran acomodados en la editorial
(tijera y pegamento mediante) a las necesidades de la entrega semanal. En los
anuarios (o SUPER RAYO) publicaban una aventura completa, ocasionalmente bajo el
título de Luis el fueguino (no sé por qué). Tampoco sé por qué se decidió
levantar la serie, que tenía muchos seguidores. Lo cierto es que
RAYO ROJO cambió de formato (más grande, dos tiras por página) y se le
encargó al dúo Ongaro-Vogt la creación de un policial. Así
nació Mark Cabot, que Ongaro escribía muy bien pero que, para mi gusto, yo no
dibujaba muy bien. Estaba lleno de dudas y no terminaba de conformarme lo que
producía. Intentaba marchas y contramarchas a medida que la serie iba
evolucionando y no lograba ponerme de acuerdo conmigo mismo, a pesar de que los
editores estaban muy contentos con esa actitud mía porque, afirmaban, lejos de
ir en desmedro de la serie, mi búsqueda la iba llevando a un nivel de calidad
cada vez mayor. Por mi parte, con lo único que estaba conforme era con haber
abandonado definitivamente mi pseudónimo y asumir la responsabilidad de eso
que estaba haciendo estampándole mi verdadero nombre y
apellido.
Quisiera cerrar esta etapa de mi
producción profesional transcribiendo un comentario sobre Mark Cabot aparecido
en revista DIBUJANTES Nº18, de enero de 1956: La madurez técnica ha de ser,
todavía, y por un tiempo, el principal problema de la obra de Vogt. En esta
historieta ya se nota una evolución, aunque ofrece altibajos y cambios
imprevistos. El argumentista Ongaro, con bastante acierto, presentó al comienzo
un policía humano, lo cual significó, por lo menos, una originalidad. Vogt
transportó las aventuras a un ambiente adecuado, con estilo yanqui, y bien
logrado. (Es una pena que Ongaro no se dedique a pintar tipos y costumbres
argentinos
) Últimamente, ambos parecen inseguros y no mantienen la calidad
inicial.
4- EN
MISTERIX
No recuerdo si fue porque se produjo un
vacío en MISTERIX o si se decidió reestructurar la revista; lo cierto es que
Ongaro y yo fuimos llamados para pergeñar a dúo una nueva historieta. Hacía
tiempo que en el mercado no aparecía una clásica de capa y espada, de manera
que optamos por ese tema. Así nació El Implacable, para el que Ongaro
se documentó cuidadosamente y para el que yo tenía la
documentación gráfica que me había facilitado cordialmente José Luis Salinas
años antes para DAcier, reunida en su realización de Los Tres Mosqueteros.
En El Implacable volví a dibujar decididamente con pincel, completando sólo
los detalles con pluma. Me gustaba hacer esta historieta y me gustaba codearme
en la revista con maestros (jóvenes, pero ya consagrados) como Zoppi
(Misterix), Solano López (Bull Rocket) y Hugo Pratt (Sargento Kirk). Me
gustaba charlar con ellos. Ninguno compartía totalmente mi manera de ver la
historieta, pero las más encendidas discusiones las tenía con Pratt, para quien
sencillamente no existía otro nombre que Milton Caniff, en cuya obra, demás está
señalarlo, había abrevado en sus comienzos. (De paso, un sentido homenaje al
inolvidable Tano: creo que, en la historieta dramática, él llegó a ser el mejor
de todos nosotros).
Cabría aquí, tal vez, intercalar un
consejo para los historietistas que recién se inician: no se esfuercen en tratar
de ser originales. Si les gusta el estilo de determinado maestro, síganlo;
incluso cópienlo descaradamente. Será una excelente base para adquirir el oficio
y, a la corta o a la larga, indefectiblemente, surgirá la propia
personalidad que los irá alejando (total o parcialmente, según la mayor o menor
cuota de talento) de aquel estilo original, para conformar otro que será, a su
vez, original e inconfundiblemente propio.
Creo que debido a que Pratt se fue con
Oesterheld cuando éste comenzó a editar FRONTERA y HORA CERO, Sargento Kira se
dejó de publicar y hubo que llenar ese vacío de MISTERIX con otra historieta de
cow boys. Edgardo Da Mommio (Moro), un buen escritor, columnista del diario EL
MUNDO, creó a tal fin Joe Gatillo, un western que yo ataqué con enorme
entusiasmo y echando el resto. No logró suplir en calidad de guión y dibujo al
Sargento Kirk, pero ganó adeptos desde el vamos y llegó a ser un pilar de la
revista. Debido a que aumentaban sus compromisos periodísticos, Da Mommio (una
excelente persona que , lamentablemente, murió muy joven, pocos años después) no
pudo continuar con el guión y éste fue seguido por Ray Collins (novelista,
premio Planeta), un escritor duro, que golpea continuamente la sensibilidad
del lector, sin darle respiro, con conflictos densos y prácticamente todos sus
personajes son sometidos constantemente a situaciones límite. Ocasionalmente,
Joe Gatillo fue escrito también por otros guionistas, sin que esto fuera en
desmedro de la serie. Por mi parte, me dejé contagiar voluntariamente por
algunas características del estilo Caniff-Pratt que me permitían cancherear mis
cuadritos con miras a una mayor producción. En esta misma tesitura seguí luego
con Doc Carson y Lucky Yank cuando Oesterheld contrató mis servicios para
FRONTERA y HORA CERO.
En Cachas de Oro, en cambio, me esforcé
en desplegar una mayor creatividad. El tema me incentivaba a ello. Por otra
parte, volvía a aflorar algo subyacente en mi: el
humorismo.
5- ACERCA
DE H.G.O.
Según me confesó Héctor
Oesterheld, su fuente de inspiración eran los pocket-books (policiales, western,
guerra, ciencia ficción) que leía en inglés y de los que tenía una nutrida
biblioteca, que tuve oportunidad de ver en su casa de Becar. Así como a partir
de A la hora señalad cambió el western en el cine, a partir
de la novela de Norman Mailer Los desnudos y los muertos cambió el estilo de
la novela bélica y el lenguaje de todos los demás géneros editados en pockets.
El muchachito justiciero, el héroe invencible, el sheriff insobornable y el
inmaculado soldado aliado pasaron a ser lo que realmente fueron: hombres
falibles, de carne y hueso. Oesterheld captó esto y, sumada a su indiscutible
talento de cuentista, tuvo la gran habilidad de adaptar esta nueva modalidad del
pocket-book a la historieta argentina, revolucionando tanto la narrativa (en
cuanto al lenguaje que se empleaba) como al enfoque del tema y a la óptica desde
la cual se visualizaba al personaje. Quede bien en claro que
no trato n remotamente de insinuar que oesterheld plagiaba los pockets,
traduciéndolos y adaptando la trama directamente a historieta. Lo que trato de
explicar es que también un argumentista creativo logra encauzar su personalidad
a partir de un esquema que considera válido, como un dibujante encausa la suya a
partir del estilo de un maestro que incentive su
creatividad.
Nunca supe exactamente por qué
publicaciones tan excelentes como las de Editorial Frontera desaparecieron en un
lapso tan breve. Creo que fue por mala administración. Tampoco se lo pregunté
nunca a uno de los hermanos de Héctor, Jorge Oesterheld, quien también escribía
guiones en Frontera, firmando como Jorge Mora. Cuando ocasionalmente me encontré
con él en el Golf de Palermo, tuvimos otras cosas de qué hablar
6- LA
MADUREZ ESTILÍSTICA
Lo cierto es que al cerrar Frontera (sé
que entre el material que la editorial vendió a Europa había historietas mías
por las que no se me pagó ningún plus o royalty) Francisco Romay, su director de
arte, abrió su propia editorial adquiriendo MISTERIX y RAYO ROJO de Editorial
Abril. En estas revistas publiqué Joe Gatillo y Justiniano con guiones de
Ray Collins, y El Quebrado y Brusco sobre guiones propios. Siempre me gustó
mucho el western y que (tal vez más en El Quebrado que en Brusco) al crear
el todo, guión y dibujo, me vi forzado a redimensionar mi actitud frente a la
historieta como arte, volviendo a la búsqueda, a experimentar variantes en mi
estilo, trabajando con todas las luces con miras al resultado anhelado, que era
el de presentarle mi verdad al lector con una bien fundamentada
pretensión de que éste se dejase arrastrar gustosamente a mi mundo de
ficción.
Mirando restrospectivamente, creo que en
esa época alcancé mi madurez profesional. A partir de allí no tuve dificultades,
luego, en ilustrar aventuras unitarias para INTERVALO, EL TONY, FANTASIA y
D'ARTAGNAN, trabajando indistintamente a pluma o a pincel y haciendo un dibujo
más o menos elaborado o cargado de negros de acuerdo a la
mayor o menor dramaticidad del tema. Pero siempre dentro de mi estilo, que
recién volví a cambiar cuando, aguijoneado por un sorpresivo arranque de
inspiración, decidí atacar un divertido guión de Cristóbal María Paz con un
dibujo totalmente limpio, realista pero humorístico. Aquello no se usaba en
Editorial Columba; lo más liviano que se había publicado era
el trabajo de Jorge Pérez del Castillo: dibujo limpio, con la agilidad de un
boceto, pero serio. Lo mío era otra cosa. Después del desconcierto inicial, los
directores de Columba aceptaron de buen grado los aires de renovación que
comenzarían a soplar en las páginas de Intervalo, a poco que ellos me alentasen
a insistir con mi dibujo divertido. Que alegremente convertí en desopilante
con la aparición de Robin Wood en la
editorial.
7- ACERCA
DE ROBIN WOOD
Robin es un escritor sumamente talentoso y
un argumentista nato, de ilimitada capacidad creativa e inventiva inagotable.
Tiene un excelente manejo del idioma, sabe golpear o acariciar al lector con la
palabra justa y sus textos jamás explican la ilustración
sino que solamente dan imágenes (situaciones, sensaciones) que el dibujo
no puede dar.
Comparándolo con Oesterheld, se podría
decir que éste era un cuentista (con el clásico remate del cuento corto),
mientras que Wood es un dramaturgo que, a pesar del desenlace a veces previsible
del drama, es capaz de levantar en vilo al espectador o hundirlo en su butaca
varias veces a lo largo de la obra. (Recuerdo que Julio Almada me decía que el
ideal de un guión de historietas debe acercarse, en su estrctura, a La Isla del
Tesoro de Stevenson. Al comienzo de la novela se sabe que hay un tesoro y se
sabe también que va a ser encontrado al final. Pero a lo largo de la historia
suceden mil cosas que atrapan al lector, lo meten en la aventura y lo mantienen
en suspenso hasta el desenlace previsible).
Robin Wood es también un ocurrente
escritor de comedia. Matizando su producción dramática, iba presentando guiones
humorísticos unitarios destinados a mi dibujo. Uno de ellos se titulaba Mi
novia y yo. A los de Columba les resultó especialmente divertido y le
encomendaron escribir otro. Y luego otro y otro más. Y así nació la serie de
INTERVALO. A todo esto, yo no lo conocía personalmente a Robin. Cuando ello
ocurrió, descubrí que era notablemente parecido al personaje que yo había creado
para ser el Tino Espinoza de Mi novia y yo. Tal es así que muchos en la
editorial creían que yo ya conocía a Robin y había dibujado a Tino adrede
parecido a él. Lo cierto es que luego ocurrió lo contrario: Robin decidió
parecerse totalmente a Tino. De manera que se peinó el jopo caído sobre la
frente y se metió una pipa en la boca, sonriendo de costado. Esta foto fue la
que apareció durante los primeros años en el cabezal de la serie, que llegó a
cumplir veinticinco.
8- OTRAS
SERIES
Simultáneamente a Mi Novia y yo y a
cómicas sueltas, tuve oportunidad de seguir ilustrando historietas dramáticas,
creando series que me resultaron muy gratificantes: Larry Trenton, con William
Woolrich (Grassi) y Cuentos de Almejas, con Pedro Mazzino (en esta historieta,
cuyo verdadero personaje central es una ciudad balnearia, logramos una
ambientación tan creíble que un lector del interior escribió a la editorial
preguntando dónde exactamente quedaba Almejas, ya que no podía ubicarla en el
mapa y quería pasar allí las vacaciones con sus hijos
) Otras series, en cambio,
no tuvieron el ángel necesario para convertirse en baluartes de las revistas
en que salieron publicadas (cosa que uno siempre pretende). Así, Killroy, con
Oesterheld y Canada Joe, con Ray Collins (para CORTO MALTES) se fueron
diluyendo sin pena ni gloria, aunque esta última también se publicó en Italia, y
ambas fueron seguidas por otros dibujantes.
9- ARTE EN
COLABORACIÓN
A propósito de otros dibujantes, tal vez
sea de interés señalar aquí que nunca trabajé con ayudante. Simplemente porque
no va con mi personalidad: soy sumamente crítico y detallista, me cuesta delegar
responsabilidades en otros y mi modalidad de trabajo es ir
cambiando o perfeccionando el planteo a lápiz al pasarlo a tinta. De manera que
tendría un ayudante solamente para hacer los fondos, que por otra parte
soluciono muy rápido, o sea que no vale la pena. He hecho, sin embargo, varios
episodios de la serie Billy Grant en colaboración con Carlos Villagrán
(Argón), para que éste, a pedido de la editorial, le fuese tomando la mano a
mi estilo. Pero el ensayo no prosperó.
10- EN
JODA Y EN SERIO
Cuando empecé Pepe Sánchez, con Robin
Wood, en 1975, dejé prácticamente de dibujar en serio para dedicarme
exclusivamente a dibujar en joda, tratando de evolucionar en mi estilo hacia
un máximo de comicidad.
Sin embargo, para no achancharme y lograr
contrastes en mi producción, volví a dibujar una historieta dramática, Mojado,
sobre guión de Robin, que se publicó catorce años en EL TONY y que obtuvo una
respuesta muy favorable de los lectores. Esto de no encasillarse en lo
humorístico, exige un esfuerzo especial e involucra, por supuesto, un mayor
desgaste intelectual. Pero, tal vez paradójicamente, es esto precisamente lo que
lo mantiene a uno más fresco en su creatividad y más comprometido
profesionalmente en cuanto a dar, en lo posible, siempre más de lo que
esperan tanto el editor como el lector.
11-
COLUMBA
Y hablando de
editor: Columba fue una empresa muy sólida y
muy respetable. Una de sus publicaciones (no sé si la primera) "El Tony", llegó
a ser, con 70 años, la más antigua revista del mundo dedicada
exclusivamente a la historieta, y en todas sus publicaciones mantuvo la
misma línea de conducta: respeto hacia las preferencias del lector y total
amplitud de criterio hacia toda manifestación de creatividad literaria o gráfica
que no infrigiese la veda estricta de tres temas: prnografía, sexo explícito y
apología del delito. La editorial tenía una razonable exigencia del
cumplimiento de las fechas de entrega, pagaba los sueldos con absoluta
puntualidad, daba ocasionales adelantos a quienes lo necesitaban, y pagaba un
plus a los artistas cuyas historietas se vendían al exterior. Conflictos
internos terminaron llevando a cargos de decisión a una corriente que, en su
afán de "modernizar" las publicaciones, impuso cambios radicales de un día para
el otro, en vez de ir proponiendo paulatinas variantes de lo tradicional. Al
lector, sorprendido, aquello no le gustó, y dejó de comprar las revistas. En
medio de la debacle se recurrió, para peor, a iluminados "conocedores" del
negocio editorial, que terminaron por desvalijar a la empresa de sus ediciones,
películas y originales. Y recién al cerrar definitivamente Columba, la mayoría,
sino todos los colaboradores, nos dimos cuenta de lo privilegiados que habíamos
sido con aquella inagotable fuente de trabajo...
Carlos E. Vogt
NOTA: Los subtítulos son una poco original
ocurrencia de un servidor. Ta ta.
Ariel Avilez (avilezavilez@yahoo.com.ar)