CHARLA CON SILVESTRE “FRANK” SZILAGYI, por Ariel Avilez (avilezavilez@yahoo.com.ar)
UN GRAN
DIBUJANTE, UN INSUPERABLE NARRADOR Y UNA GRAN PERSONA: DESDE EL VAMOS –Y
QUEDÁNDONOS CORTOS- ESO PODEMOS DECIR DE SILVESTRE SZILAGYI (el artista antes
conocido como “Frank”).
ME RECIBIÓ EN SU CASA DE SAN ANTONIO DE PADUA EL 11
DE MARZO DE 2007 Y ANTES DE PELAR EL GRABADOR, COMPARTÍ UNOS MATES CON ESTE BUEN
HOMBRE Y SU AMABILÍSIMA ESPOSA –EXCELENTE COCINERA, ADEMÁS-.
LA ENTREVISTA
QUE LEERÁN A CONTINUACIÓN IBA A SER PARTE DE LA SERIE “EL TRECE NO ES YETA”
(TRECE PREGUNTAS CONVENIDAS DE ANTEMANO A PARTIR DE LAS CUALES EL REPORTEADO
PUEDE EXTENDERSE A SU GUSTO SIN LA INOPORTUNA INTERVENCIÓN DE QUIEN FORMULA LAS
PREGUNTAS), PERO FELIZMENTE LA COSA DEGENERÓ EN UNA SIMPÁTICA CHARLA QUE
CUALQUIER AMANTE DE LA HISTORIETA SABRÁ ENCONTRAR DE INTERÉS: DON SILVESTRE SABE
UN MONTÓN ACERCA DE COMICS Y TIENE UNA TRAYECTORIA ENVIDIABLE, SE HA CODEADO CON
DIOSES Y SEMIDIOSES DEL MEDIO HASTA CONVERTIRSE EN UNO DE ELLOS.
A LOS BIFES,
ENTONCES.
(ARIEL AVILEZ):
VOY A COMENZAR PREGUNTÁNDOLE FECHA Y LUGAR DE
NACIMIENTO.
(SILVESTRE
SZILAGYI): La fecha es el 23 de noviembre de 1949, en la ciudad de Buenos
Aires.
(AA): ¿QUIÉNES
FUERON SUS MAESTROS ARTÍSTICOS?¿QUÉ RECUERDOS TIENE DE
ELLOS?
(SS): Diría que el
único maestro concreto que tuve fue Alberto Breccia, que era un hombre que
enseñaba a su manera; nos enseñó más que nada a pensar, no tanto a dibujar. A
dibujar, en esa época, enseñaba Ángel Borisoff, e incluso participé en algunas
de sus clases; pero daba más que nada anatomía. Dibujo
propiamente dicho es algo que aprendimos sobre todo comentando con otros
dibujantes y mirando de libros, copiando y usando el sentido
común.
(AA): ¿QUÉ EDAD
TENÍA CUANDO EMPEZÓ A DIBUJAR?
(SS): Desde los 13
que dibujo de manera continuada. Con Breccia estuve desde los 18 hasta los 20
años, cuando él enseñaba en la calle Florida 744, que estaba con Pablo Pereyra,
que era el encargado de las clases de publicidad. Yo incluso me colaba en alguna
de esas clases (risas).
Lo principal de
Breccia, lo más valioso, era que nos recomendaba que
dibujáramos del natural, y además no nos quedáramos con el dibujo obvio, sino
que buscáramos un poco más para ver qué se podía lograr con eso. Y el además
insistía con el asunto del blanco y negro, pero eso es algo que yo no lo veo de
esa manera, aunque estaba bien como consejo...
(AA): ¿RECUERDA
ALGÚN COMPAÑERO CÉLEBRE DE LA ÉPOCA?
(SS): Sí...
Marchionne, Mandrafina, Macagno, Ramón Gil... Carlitos Leopardi. Todos estábamos
ahí. Más alguna mujer que, creo, fue ayudante de García López, Beatriz Bolster,
que después estuvo trabajando en Billiken.
Había mucha gente
que estudiaba también publicidad, y por intermedio de alguno de ellos fue que
conocí a Ricardo Villagrán, que recién empezaba a trabajar con su primera
historieta en Columba, que fue la adaptación de la película “Alias Ho”. Me
preguntó cómo eran las cosas allá en Columba –yo ya estaba trabajando en la
editorial- y le dije dos o tres cositas como para orientarlo... pero obviamente
él ya sabía todo, él conocía el oficio; me preguntó, más que nada, detalles
técnicos como el tamaño del texto y cosas así. Desde entonces nos llevamos muy
bien, y estuve en su casa más de una vez, como amigo, viendo como hacía el
Nippur, en la época de los cuadernillos a Todo Color.
(AA): ¿EN QUÉ
AÑO, CON QUÉ HISTORIETA Y PARA QUÉ EDITORIAL COMENZÓ A TRABAJAR COMO
PROFESIONAL?
(SS): Con la
historieta “Fiebre de Verano”, hecha a medias con Gaspar González, con quien
habíamos alquilado una oficina para trabajar y quien había sido, también, mi
compañero de estudios en los tiempos de Breccia. Fue hecha para Editorial
Quinterno y salió en el último número de Aventuras de Patoruzito, cuando
publicaban historietas dramáticas. Del guionista no me
acuerdo.
(AA): ¿ESTA
OFICINA DE LA CUAL ME HABLA FUE UNA ESPECIE DE GERMEN DEL “ESTUDIO
GÉMINIS”?
(SS): Es la misma.
“La Oficina Géminis”. Lo que pasa es que después se acoplaron unos dibujantes
más que eran geminianos como Merel, Torre Repiso, Rubén Villareal y hasta Sergio
Mulko. Era un estudio de geminianos.
(AA): ¿CUÁLES
FUERON LOS TRABAJOS HECHOS PARA NUESTRO PAÍS QUE LE DIERON MAYORES
SATISFACCIONES?
(SS): No podría
decir uno porque me gustó la mayoría. Pero digamos que me gustó especialmente
hacer “Luftwaffe” porque era un trabajo de recopilación
histórica... y decí que era muy pibe para valorar eso: dibujaba más por instinto
que tomándolo más fríamente, y entonces no lo supe aprovechar como pude haberla
aprovechado.
Y después disfruté
mucho haciendo alguna serie de ciencia-ficción que hice con Ferrari para Scutti.
Y “La Sabana”, que también me gustó mucho. En realidad, me gustó todo lo que
hice; me gustó mientras lo hacía, después el resultado es otro cantar. Hay muy
pocas historias que no disfruté mientras las hacía.
(AA): ¿DE QUÉ AÑO
SON ESAS HISTORIETAS DE CIENCIA-FICCIÓN QUE HIZO CON
FERRARI?
(SS): Son de cuando
Scutti empezó con Récord, allá por el 74, en la época de Skorpio... y seguí con
él prácticamente hasta ahora. Hace poco hice “El Coyote”, cuando se cumplieron
30 años de la aparición de “Los siete días de El Coyote”, que se publicó en la
Skorpio 10. Ese fue el primer guión de Ferrari, que firmaba como “Infinito” en
esa época.
(AA): ¿CUÁLES
FUERON SUS TRABAJOS MÁS IMPORTANTES PARA EL EXTERIOR?
(SS): El primero que
hice, si no me equivoco, fue una historieta romántica para Cesar Spadari para
Inglaterra, allá por el año 74 o 75. Fue una especie de desafío que me hizo
Macagno: -“¿Vos no trabajás para afuera porque no querés o
porque no podés?” Me quedé pensando y quise saber si podía.
Hice una muestra, la aceptaron, hice la historieta, pero al final no le gustó al
intermediario –Spadari-... a mí tampoco me gustó: ni como quedó ni trabajar en
ese estilo, que era para un cuadernillo con dos cuadros por hoja, algo así. A mí
me gusta la historieta tipo secuencia...
(AA): ¿SE LLEGÓ A
PUBLICAR?
(SS): No lo sé,
supongo que sí, porque me pagaron ese trabajo... y Spadari nunca pagaba algo que
no anduviese, así que... (risas)
Y después de eso,
para el exterior se vendió todo lo que hicimos para Scutti, que
se publicó en Italia, en la Lanciostory y en la Skorpio (de
Italia).
(AA): ¿ERAN TODAS
UNITARIAS?
(SS): Todas
unitarias. La única serie que publiqué en el exterior era un policial erótico
que hicimos con Ray Collins, que se llamaba Larker. Pero esto es de mediados de
los 90...
(AA): ¿CUÁL FUE
SU ÚLTIMO TRABAJO PUBLICADO EN EL PAÍS?
(SS): ¿Qué sé yo?
(Risas) Supongo que habrá sido, justamente, “Larker”; para
una publicación del propio Collins, que se llamaba Puño Fuerte. Se habrán
publicado cuatro episodios, pero hay quince de ese personaje. Las mejores no
están ahí, pero algunas están...
(AA): ¿CUÁLES SON
SUS ACTUALES TRABAJOS?¿CUÁL ES SU VOLUMEN DE
PRODUCCIÓN?
(SS): Mi volumen de
producción bajó bastante porque estoy trabajando despacito. Tengo 57 años así
que no quiero apurarme demasiado... y estoy haciendo una hoja cada dos o tres
días; es decir, unas dos o tres hojas por semana, no más que eso. Estoy
trabajando en estos momentos para Italia (para la Eura) y para Estado
Unidos para una editorial que no es muy conocida acá, que es
Moonstone y que está publicando “El Fantasma” como principal personaje, pero que
tiene varios personajes más, algunos de los cuales me gustaría llegar a hacer,
como una que hay del oeste... algo distinto.
(AA): ¿QUÉ TAL SU
EXPERIENCIA CON “EL FANTASMA”?
(SS):
Ya había trabajado para EE.UU con Zaffino, haciendo lápices para él y
para Lito Fernández, así que para mí ya es algo conocido, sólo que ahora se
conectan directamente conmigo y les gusta lo que estoy
haciendo.
(AA): ME REFIERO
MÁS QUE NADA A LO QUE SIGNIFICA PARA USTED PARA TRABAJAR CON UN PERSONAJE
EMBLEMÁTICO COMO “EL FANTASMA”, QUE TIENE TANTOS AÑOS Y TANTA
HISTORIA...
(SS): Me gusta. El
personaje me gusta y las historias también, así que me gusta. Pasa que yo lo veo
desde el punto de vista profesional... lo que se refiere a gustos, por ejemplo,
me gustó mucho una historieta suelta que hice con Lizeth de Azcurra, que eran 8
páginas en 5 de las cuales dos personajes charlaban dentro de un departamento.
Pero estaba tan bueno el guión que me rompí el alma para buscarle un montón de
enfoques distintos para que no se repitan. Y eso lo disfruté mucho porque fue un
desafío.
También me gustó
mucho una historieta de RAF que había escrito Grassi y que finalmente no se
publicó; tenía que ver con trenes y qué sé yo... creo que me gustó por eso: me
gustan los trenes.
(AA): LOS TRENES
SON UN BUEN BLANCO PARA UN AVIÓN...
(SS): En este caso
no. Dejaban a los aviadores tirados por ahí, para que aprendan a orientarse con
los ojos vendados, y tenían que volver a la base en menos de 48 horas. Y entre
tantas escenas, hay unas en las que el protagonista viaja en tren y eso me
encantó hacerlo porque por una vez pude hacerlo despacito y como yo
quería...
(AA): ¿QUÉ
RECUERDA DE SU PASO POR EDITORIAL COLUMBA?
(SS): Empecemos por
el principio. Cuando tenía 18 años comencé a ir a distintas editoriales, entre
ellas a Columba, con la carpetita, sin saber cómo se dibujaba pero con muestras.
Entonces me dijeron “¡Pero! ¡Vienen acá todos los nuevos! ¿Por qué
no van a Ases del Oeste o a otra editorial?” Yo ya
había ido a Ases del Oeste y me encontré con unos señores que estaban pintando
la pared porque los editores se habían fugado sin pagar
(risas).
(AA): QUÉ BUEN
TRATO DABAN EN COLUMBA ¿EH?
(SS): Y bueno, era
así. Me dijeron igual que lo mío estaba bien pero que tenía
que aprender unas cuantas cosas, así que me mandaron con Breccia; yo no lo
conocía pero fui igual. Cuando comencé a estudiar con Breccia mencionaban mucho
al personaje “Mort Cinder”, y yo no lo conocía tampoco y pensaba “será una cosa
humorística, se llamará “Morcilla” el personaje...” (risas) Después conocí al
personaje, conocí a Breccia, vi su Mort Cinder y desde entonces respeté
muchísimo lo que hacía.
(AA): ¿QUÉ COSAS
LEÍA USTED CUANDO ERA CHICO?
(SS): De
superhéroes. Aunque también me gustaba mucho Arturo del
Castillo en Hora Cero, algunas cosas de Columba que dibujaba Eugenio Colonesse,
cosas de Haupt... Me gustaba mucho, también, Lucho Olivera –en esa época
empezaba a salir “Nippur”- y lo que hacía Lito, especialmente
“Dennis Martin”.
(AA): ¿Y CÓMO FUE
SU ENTRADA A COLUMBA?
(SS): Como te dije,
empecé a llevar muestras, y allá por el 68 me dijeron “tiene que imitar a un
dibujante para entrar acá”, así que elegí a Vogt para tratar de imitarlo. Me
dijeron que iba a servir para que aprendiera a trabajar a tamaño más grande,
porque yo había hecho mis muestras en tamaño chiquito, en tamaño publicación; y
había que hacerlas en 31 X 45,5 cm. En principio me pidieron que haga sólo
lápices. Copié unas 4 o 5 páginas y me dijeron que estaban bien, pero ahí
empezaron con los “peros”... así que dejé de copiar, sospechando que por ahí no
venía la mano.
(AA): ¿POR QUÉ
ELIGIÓ A VOGT?
(SS): Me lo
eligieron un poco ellos: me dijeron que debía elegir entre Vogt y Casalla. Y
Casalla está muy alejado de lo que es clásico; Vogt se acercaba un poco
más.
(AA): ¿SABE USTED
QUE EN UNA ÉPOCA VOGT FIRMABA CON EL PSEUDÓNIMO DE “SILVESTER”? POR ESO SE LO
PREGUNTABA: ME PARECIÓ UNA GRAN COINCIDENCIA; DIGO, USTED SE LLAMA
SILVESTRE...
(SS): No, no sabía.
Debe ser en la época de “Poncho Negro” ¿no? Es una gran
casualidad.
Y bueno, igual seguí
yendo semana por medio a Columba con mis muestras... y los abrumé tanto durante
tres o cuatro años y pico que en el 71 me dijeron “bueno, está
bien”.
(AA): ¿QUIÉN ERA
EL QUE TOMABA LA DECISIÓN DE EMPLEAR A NUEVOS
DIBUJANTES?
(SS): Aparentemente
era un tal señor Menéndez, que lo conocían como “Manín”, y que era el que estaba
a cargo de Intervalo y, creo, de Fantasía.
Me olvidaba de algo:
anteriormente a esto hubo otra cosa: Presa hizo un proyecto –en teoría, porque
yo siempre tuve mis dudas acerca de su realidad- para lanzar una revista con
dibujantes de segunda línea entre los cuales íbamos a entrar unos dibujantes
nuevos, también: Gil, Altuna, Marchionne... Era un proyecto
que iba a contar con guionistas poco conocidos en ese momento: Armando
Fernández, Guillermo Saccomanno... Y me dieron un guión de Fernández para hacer,
“Nanette Barker”, que era una periodista. Hice tres capítulos de eso: nunca se
publicaron, me los pagaron pero nunca se publicaron. Al cabo de eso me dijeron
que mi dibujo no terminaba de gustar, que hiciera otras muestras más, pero esta
vez de tema romántico: eso fue lo que finalmente me
aprobaron.
Para hacer esto,
copié un poco a la dibujante de “Tifanny Jones”, una tira inglesa. Era un dibujo
clásico pero tipo moderno, onda pop, tipo lineal, con poco bloque de negro; el
negro lo usaba como color, no como luz y sombra. Y le metía mucho de moda, había
comprado muchas revistas de moda y eso funcionó, les terminó
gustando.
A partir de ahí
empecé a hacer historietas para Intervalo, esto fue allá por el 72. Mi primer
historia fue “La Mujer del Astronauta” y me hicieron rehacer todos los pelos,
así que dibujé toda la historieta con pelucas (risas), le pegué todos papelitos
arriba, porque en esa época no había fotocopias. Recién ahí funcionó. Y a partir
de 1973 trabajé de manera continuada.
(AA): ¿QUÉ COSAS
POSITIVAS RESCATA DE ESA ÉPOCA?
(SS): Y... que
trabajé (risas) Que trabajé y aprendimos el oficio, no sólo yo, sino todos los
muchachos que entramos por ese entonces a la Editorial: Saichann, Torre Repiso,
Mandrafina...
(AA): ¿ES CIERTO
QUE HABÍA ALGÚN TIPO DE CENSURA POR MOTIVOS ARTÍSTICOS O IDEOLÓGICOS O DE ALGÚN
OTRO TIPO?
(SS): No. Había, tal
vez, pero era algo más bien sugerido... y yo sinceramente no le presté mucha
atención. Es más, mis historias que más funcionaron en Columba, las que más me
alabaron, fueron aquellas en la que hice todo lo contrario a lo que me
aconsejaba Presa.
(AA): ¿CUÁLES
ERAN LOS CONSEJOS DE ANTONIO PRESA?
(SS): Imitar a otras
personas, hacer caritas sonrientes y amables... Cosa que no estaba mal, que
estaba fenómeno, pero que a mí no me convencía.
Hay una historia que
es ridícula, dibujada por Marchionne, en la que venían unos partisanos a los que
les habían destruido los hogares los malvados nazis. “¡Destruyeron nuestros
hogares, los hogares de nuestros antepasados!”, decían...
pero tenían todos una expresión sonriente, venían con las caras iluminadas y
agradables ¡era ridículo! (risas) Pero a ese nivel era la cosa. Yo tengo esa
historieta, todavía, la miro y digo “esto es algo que no tiene pie ni
cabeza”. Y guarda que Marchionne era una persona que tenía
una personalidad fuerte y era muy capaz de dibujar cosas dramáticas; y sin
embargo los editores no querían eso... suponían que algo que tuviese iluminación
y gente sonriente se vendería mejor que algo oscuro y
dramático
(AA): ¿RECIBIÓ
ALGÚN TIPO DE REPRIMENDA POR NO ACEPTAR ESE TIPO DE
SUGERENCIAS?
(SS): Sí.
Me echaron más de una vez. Después me volvieron a tomar
(risas) Pero de tanto en tanto me echaban. Venía Presa y me decía “E-e-e-esto
n-no gustó” Y yo sabía que no era un asunto de gustar o no
gustar. Cierta vez había entregado tres historietas y me rebotaron las tres;
tenía una cuarta pero me dijeron “si entrega esta ahora, también se la
rebotamos; entréguela dentro de dos meses”. Esas cosas siempre me parecieron un
tanto arbitrarias. Pero bue... era el que mandaba ¿no? Podría haber hecho juicio
en algún momento, porque de acuerdo al Estatuto del Periodista yo no estaba en
relación de dependencia. Pidiendo que me reconocieran eso, me pagarían las
vacaciones, el aguinaldo y qué se yo pero ¿después dónde iba a trabajar? Así que
no hice planteos.
Igual, todo lo de
Columba me sirvió de mucho ¿eh? Yo hice muchísimos experimentos tanto en Columba
como en Récord, todos los experimentos habidos y por haber en el dibujo y nunca
nadie se molestó por eso. Habitualmente se molestaban por otras cuestiones, pero
no por los experimentos gráficos que uno hiciera. Eso siempre me llamó la
atención y debo reconocer que me dieron el campo para hacer pruebas, no gratis,
sino pagas; pagaban poco, pero pagaban. Encima era tipo reloj: llegaba el cuarto
martes del mes y pagaban. Y además te daban trabajo continuado: todo el que
pudieras hacer, salvo en algunas épocas de crisis.
(AA): VAMOS A
HABLAR ACERCA DE ALGUNAS DE SUS OBRAS ¿QUÉ ME PUEDE CONTAR DE
“LUFTWAFFE”?
(SS): Anterior a
esto yo había hecho alguna historieta romántica con escenas de guerra, entonces
decidieron darme una suelta, con guión de Alberto Contreras, una de aviación que
se llamó “Stuka, Stuka”, que era la historia de unos aviadores de Rusia, en la
Segunda Guerra Mundial. Esto le gustó, aparentemente, a Ramón Columba... a pesar
de las dudas de Antonio Presa que decía “esto no va a andar, no va a andar...”
“Luftwaffe” estaba escrita y no tenían quien la dibujara, así que me la dieron a
mí. Mis padres habían estado en la guerra, ellos eran húngaros, y Hungría había
estado aliada con Alemania... entonces ellos me contaron la otra parte de la
guerra. Además de tener esa referencia, busqué todo lo que pude de historia, no
sólo para documentarme gráficamente, y recurrí a una serie de enciclopedias que
había en esa época y que se llamaba “Así fue la segunda Guerra Mundial” y que
era bastante imparcial. Así me enteré de un montón de cosas y tratar de revivir
eso, de darle algo más de sabor... Grassi se había basado en un libro que acá
publicó Bruguera con el mismo título (Luftwaffe) y que hace rato estoy tratando
de conseguir.
Y bueno, esa es la
historia: la adaptamos de ahí y bastante bien anduvo. Hasta que –oficialmente-
se quejaron los anunciantes judíos de la serie porque tenía símbolos nazis y
pidieron que la levantaran o sino retiraban los avisos.
Entonces me propusieron cambiar esa serie por la R.A.F
(AA): HABLEMOS DE RAF,
ENTONCES.
(SS): Bueno, RAF estaba basada
también en hechos históricos, pero ahí había cuatro personajes ficticios
centrales que protagonizaban las campañas que sí eran reales. Hicimos esta
historieta hasta que estalló lo de Malvinas y ahí, otra vez, quedé afuera
(risas).
(AA): DESPUÉS DE RAF ¿SE
ACUERDA CON QUÉ HISTORIETA CONTINUÓ EN COLUMBA?
(SS): Me dejaron afuera hasta
el 83, cuando me dieron “El Triángulo de las Bermudas”, con guión de Ferrari;
era una miniserie de seis o siete capítulos. A esa historieta la registré antes
de publicarla, con otro nombre, y la hice a color. Pero se ve que ellos se
enteraron, le cambiaron el color y me dejaron afuera. Entonces, como se ve que
mi trabajo más o menos les había gustado me propusieron que entregase nada más
que el lápiz: de ese modo no lo podía registrar.
Desde entonces hice un montón
de lápiz, principalmente para Diego Navarro que estaba haciendo “Sandokan”;
también hice lápices para Falugi, que estaba haciendo “Feliz año nuevo” y
“Mujeres de Hollywood”.
(AA): “GROUNDZERO” TAMBIÉN
¿NO?
(SS): Si,
si, si. “Groundzero” también. Y para Marchionne, que andaba con ganas de dejar
“Dax”; me dijo que hiciéramos un par de números juntos y que después dejaba todo
en manos mías.
(AA): ¿QUIÉN ERA EL
GUIONISTA DE “DAX” EN ESA ÉPOCA?
(SS):
Morini. Firmaba como Gustavo Amézaga.
Me olvidé de mencionar algo
referido a este tipo de cosas: una vez me habían propuesto hacer “Dennis
Martin”. Yo fui ayudante de Lito desde el año setenta hasta el setenta y pico...
y cuando estaba trabajando con él me propusieron hacerme cargo de la serie.
“Bueno”, les dije, “le pregunto a Lito a ver qué dice él”. –“No, no, no... no le
pregunte”, me dijeron. Igual le pregunté y entonces fue Lito a la editorial, a
ver qué pasaba, porque él no había dejado la serie: le querían serruchar las
patas. Ese era el señor Antonio Presa, que hacía este tipo de
maniobras. Incluso Enio, al parecer, llegó a hacer un capítulo de “Dennis
Martin”, con otro título, pero que era obvio que se trataba de “Dennis”; el
guión era de Robin y todo.
(AA): CONOZCO UN PAR DE
CAPÍTULOS DE “DENNIS MARTIN” DIBUJADOS POR MASSAROLLI.
(SS): Si, si. Hay unos
capítulos hechos por Massarolli que también era ayudante de Lito. Y también hay
unos episodios de otra serie que Lito hacía con Oesterheld y que se llamaba
“Haakon”; los primeros episodios yo había hecho de lapicista fantasma. Era la
historia de un vikingo que había quedado congelado y que lo criaron los lamas y
que llegó a ser un experto en kung fu... era la época en que estaba de moda
“Kung Fu”, por eso.
(AA): ¿QUÉ MÁS ME PUEDE
CONTAR DE “DAX”? ESPECIALMENTE DE LA ETAPA DE FERRARI, QUE ME PARECE
BRILLANTE.
(SS):
Ferrari arrancó con “Dax” en el capítulo 100, creo. Ya habíamos trabajado
juntos desde las de ciencia-ficción para Scutti, y bueno...
(AA): HABÍAN HECHO “ANÍBAL”,
TAMBIÉN. CON HAUPT...
(SS): Y también habíamos hecho
“Aníbal”, con el pasado a tinta de Haupt... que no lo pasaba a tinta, sino que
lo rearmaba todo, borraba todo mi lápiz: decía que tenía mucho trabajo entonces,
en lugar de pasar a tinta lo que yo hacía, por ejemplo, donde había un ejército
entero, él lo borraba y dibujaba una cara en primer plano, para hacerlo más
sencillo (risas). Y bue...
Haupt trabajaba sobre cartulina
común, con pluma cucharita. Y me decía que usara el lado más áspero si podía. Me
pidió eso porque yo el primer capítulo lo hice sobre Schoeller. “No”, me dijo,
“porque resbala mucho la pluma y no me siento cómodo”.
Haupt, creo, también era hijo
de húngaros: hablaba en perfecto húngaro. Me saludaba en húngaro y después
seguía hablando en castellano, pero cada tanto me preguntaba dos o tres cosas en
húngaro y yo le contestaba en el idioma.
En “Dax”, Ferrari me decía que
la idea era hacer cuentos chinos en los que, a veces, el protagonista no era
tanto “Dax”. Había desarrollado a “Dax” hasta cierto punto
que no agradó mucho a la editorial, y entonces Ramón Columba sugirió que llevara
la serie para otro lado. Y así seguimos haciéndolo...
(AA): CUÉNTEME DE SU TRABAJO
CON ARÉVALO PARA “EL SAMURAI”
(SS): Eso fue heredado de Mulko
y fue un caso parecido al de “Dennis Martin”. Me dijeron “¿Quiere hacer ´El
Samurai´?”; le pregunté a Mulko –esta vez no se negaron a que le preguntara- y
Mulko me dijo “Mirá: lo estoy haciendo pero no lo estoy haciendo, así que si
querés hacerlo vos, hacelo”. Resulta que no lo estaba haciendo porque estaba
haciendo otras cosas y tenía varios guiones demorados. Así que me dio el visto
bueno y agarré.
(AA): CLARO, MULKO ESTARÍA
HACIENDO “NIPPUR” POR ESE ENTONCES...
(SS): Exactamente. Estaba muy
ocupado haciendo “Nippur”, realmente. Así que seguí haciendo eso. “El Samurai”
de Arévalo no tenía mucho de samurai... era, según él mismo decía, copia de
“Nippur” con algunas adaptaciones y qué se yo...
(AA): TENÍA UNA ONDA
GAUCHESCA, INCLUSIVE.
(SS): Tenía una onda gauchesca,
si ¡Estaba lindo! Era bien de aventuras. Pero de samurai poco y nada
(risas).
(AA): ARÉVALO ERA MUY
EFECTIVO.
(SS): Si, si. Además tenía esas
cosas de poesía y otras cositas que le salían muy bien. Siempre digo que las
mejores historias románticas que hice fueron las de Arévalo y las peores
también... porque había algunas que eran medio espantosas, pero bue (risas). A
la gente le gustaba. Cuando se enteraban que yo trabajaba con Arévalo me
preguntaban por tal o cual personaje, cosas así...
(AA): HACÍA COSAS
IMPACTANTES CON SUS PERSONAJES, LLEGABA A MATARLOS. AL SAMURAI LE MATÓ LA ESPOSA
Y TODO...
(SS): ¿Si? No
recuerdo...
(AA): A MÍ ME QUEDÓ LA FRASE
QUE EL SAMURAI LARGA LUEGO DE SEPULTARLA: “GRACIAS POR EL AMOR”. FUE UNA LINDA
ESCENA.
(SS): ¡Si!¡Si! Justo en esa
época yo la estaba dibujando con uno de los creadores de “Mikilo”, Tomás
Coggiola, que la pasaba a tinta.
(AA): ¿TRABAJA CON AYUDANTES
USTED?¿TUVO MUCHOS COLABORADORES?
(SS): Tomás Coggiola
principalmente. Pedro Santillán, después, que ahora está con Caliva haciendo
“Dago”... y algunos más.
Coggiola fue alumno mío cuando
yo daba clases en Capital, en la Asociación de Dibujantes Argentinos. Las clases
las venía dando Lucho Olivera, que se borró de golpe. Después lo llamaron a
Torre Repiso –que también abandonó a las dos clases- y entonces se me
aparecieron un martes ofreciéndome la oportunidad de dar clases el jueves
siguiente. No hubo tiempo para pensarlo mucho, así que les
dije que sí, aunque nunca había dado clases antes. Había unos cincuenta alumnos
en ese momento...
(AA):
¡EH!
(SS): Pero
les gustó, al parecer, cómo di la clase. Empezamos a analizar historietas desde
el vamos: cuadros, composición. Funcionó fenómeno.
(AA): ¿CUÁNTO TIEMPO
ESTUVO COMO DOCENTE?
(SS): Habré estado tres o
cuatro años dando clases en la Asociación, incluso en el último año Zoppi quedó
al frente de la ADA.
Dejé más o menos en el 83,
cuando volví a la carga con más historietas. Estuve a punto de publicar una tira
en Clarín, pero llegó Timmerman y revocó todo lo que había, incluso cuando ya
habían aceptado la tira: teníamos hechas las primeras treinta y ahí me dijeron
que no iba. Y bueno...
(AA): POR ÚLTIMO, HABLEMOS
DE “LA SABANA”, LA OTRA MINISERIE QUE HIZO CON FERARI.
(SS): Me
gustó mucho el guión y me documenté todo lo que pude sobre cosas de África y de
la época. Me gustó porque yo le había pedido algo con animales. Escribió esa y
luego escribió una con monos, que se llamó “Anubis” y que acá no se publicó; el
guión estaba bueno pero los dibujos no. Cuando estábamos haciendo el primer
capítulo, los tanos dijeron que no la querían; cinco años más tarde dijeron que
la querían y entonces terminé haciéndola medio sin ganas. Fue un error. Tendría
que rehacerla, pero bue... Esto se dio así.
En cambio “La Sabana” la hice
despacito y con ganas, especialmente los primeros cinco capítulos. Después
estaba haciendo varias cosas a la vez y entonces ya no le pude dedicar tanto
tiempo.
(AA): IGUAL QUEDÓ PERFECTA,
NO SE PREOCUPE.
(SS): A la gente le gustó. A mí
también me gustó: el planteo me gustó.
(AA): ¿QUÉ RELACIÓN
ESTABLECE CON LOS GUIONISTAS CON LOS CUALES LABURA? ¿TIENE CONVERSACIONES
PREVIAS O ENRIQUECE LA HISTORIETA RECIÉN CUANDO LA ESTÁ
DIBUJANDO?
(SS): Traté de hablar siempre
con los guionistas, pero la mayoría de ellos tiene ya una forma de trabajar,
entonces escuchan lo uno les dice pero después van y hacen lo que les sale. A
veces sugiero un tema y alguno lo usa. En el caso de
Zappietro, una vez lo jorobaba tanto para que me haga alguna de trenes que lo
terminó haciendo... y me gustó muchísimo porque me gusta dibujar
trenes.
Otra vez con Mazzitelli hicimos
algo así. Yo tenía una historia armada y Scutti me dijo que buscara algún
guionista y me contactó con Mazzitelli, y el hombre escribió el guión basado en
mi historia. La historieta se llamó “El enviado” o algo así.
Yo le había puesto “El testimonio” pero después lo
cambiaron.
(AA): ¿ERA
UNITARIA?
(SS): Era unitario lo que yo
había propuesto, pero a Mazzitelli se le ocurrió hacerla de dos capítulos o algo
así. Pero Scutti dijo que no, que se parecía mucho a una película de la época...
y tenía razón. Yo no la había visto, pero muchas veces me ocurrieron cosas así,
de hacer una historia y de que después se publique algo
parecido.
(AA): CHOQUE DE
GENIALIDADES.
(SS): No ¿qué choque de
genialidades? Uno va y hace algunas ideas obvias y a otro se le ocurre lo
mismo...
(AA): DE TODOS LOS
GUIONISTAS CON LOS CUALES TRABAJÓ ¿CON CUAL SE SINTIÓ MÁS CÓMODO? ¿CUÁL FUE
“SU” GUIONISTA?
(SS): Ninguno. Con todos me
sentí cómodo, cada uno tiene su manera distinta de hacer las cosas.
Realmente... digamos que con Amézaga, con Morini, éramos muy distintos;
él era de una generación muy posterior y escribía las historias de una manera y
a mí me costaba, a veces, seguirlo.
Además, trabajé con infinidad
de guionistas. Uno de los que más me costaba interpretar era Mazzino, porque te
ponía el texto de lo que hablaban dos personajes mientras otros dos personajes
hacían otra cosa; o sea que había dos acciones paralelas en
cada cuadro y era medio complicado para ensamblarlo, más que nada por el
mecanismo que él tenía. Pero así podía contar más cosas. Arévalo era más
sencillo.
(AA): ¿TIENE OTRAS
ACTIVIDADES EXTRA-HISTORIETÍSTICAS?
(SS):
Actividades remuneradas, no. Pero me gustan un montón de cosas. Me gusta
todo lo que es modelismo, por ejemplo, pero modelismo de colección,
principalmente autos y trenes; son cositas que me gustan.
Me gusta escribir, también.
Cuentos e historietas. Mi primera historieta después de lo de Breccia tenía
guiones míos y me la publicaron acá, se llamó “El Sueño de Patricia” y la
publicó José Alegre. La cobré dos años más tarde.
(AA): ¿QUÉ REVISTA EDITABA
JOSÉ ALEGRE?
(SS): La revista “Profesor
Macabro”. Alegre estaba con Scutti y alguno más bajo la cancha de Huracán.
Después se separaron, Alegre siguió en la calle Bolívar y después se fue mudando
de un lado para el otro porque no pagaba.
Scutti antes de “Skorpio”
instaló sus oficinas en la calle Rodríguez Peña y se puso a publicar “Calamity
Jane” y “Diabolik”, que eran dos historietas italianas. Con eso comenzó a hacer
plata y hasta comenzó a intercambiar historietas hechas acá por historietas
hechas allá.
(AA): ¿ME CONFIRMA QUE HUBO
UNA EDICIÓN ARGENTINA DE “DIABOLIK”?¿SALIERON MUCHOS
NÚMEROS?
(SS): Los tengo acá. Fácil,
salieron alrededor de veinte números...
(AA): ¿LE GUSTARÍA VOLVER A
PUBLICAR EN EL PAÍS? ¿BAJO QUÉ CONDICIONES?
(SS): Bajo cualquier condición
de una editorial medianamente seria y regular. Pero sí, me gustaría: si me dan a
elegir entre publicar afuera o acá, publico acá. Siempre esa fue la opción
elegida por mí.
(AA): LA AUTOEDICIÓN NO ES
UNA OPCIÓN PARA USTED.
(SS): No, no, no. Autoeditarse
lleva un trabajo extra y ya demasiado trabajo me cuesta
dibujar.
(AA): ¿QUÉ OPINA DE LA
HISTORIETA Y DEL DIBUJO EN LA ACTUALIDAD? ¿CONTINÚA LEYENDO
COMICS?
(SS): Sí, continúo leyendo
comics, pero continúo leyendo más que nada por el dibujo, que es lo que me
atrae. Pero en algunos casos sigo también el personaje, como
en “Daredevil”, que por alguna razón siempre me atrajo. O “El
Espectro” o “El Hombre Halcón”.
(AA): “DAREDEVIL” ES UN
PERSONAJOTE ¿LE GUSTA FRANK MILLER?
(SS): Me
gusta Miller en el sentido de que lo considero muy apto. Hace años aprendí a
separar lo que me gusta de lo que me parece bueno. Miller es
bueno, gustarme me gusta hasta por ahí nomás, pero bueno es muy
bueno. Me pasa lo mismo con Will Eisner, el de “Spirit”. Me
acordé de Eisner porque estoy seguro que Miller lo estudió a muerte. Eisner no
me termina de llegar por algunas cosas, pero lo admiro por todo lo que propone,
por todo lo que hace: es un tipo que maneja la esencia de lo que es el relato
con imágenes.
De los que están dibujando
ahora me había impactado Jim Lee en el sentido de que me parecía bueno lo que
hacía, aunque me di cuenta después que me interesaba mucho el que lo pasaba a
tinta, que era Scott Williams, que tenía una línea clásica pero que funcionaba
muy bien con el dibujo de Lee, lo complementaba muy bien. Y también me di cuenta
que había otro que le hacía el lápiz en las primeras historias que tanto le
admiramos: Whilce Portaccio, era.
Y otro que me gusta mucho es
Travis Charest. Y Steve Rude.
(AA): ES EVIDENTE QUE LE
GUSTA MUCHO EL COMIC DE SUPER HEROES
(SS): Me gusta, siempre me
atrajo, pero curiosamente el dibujante que más me gusta es Alex Raimond haciendo
“Rip Kirby”, que es un policial. Y de personajes, el que más me gusta es uno que
no llega a ser super héroe, que es “Adam Strange”, cuando lo hacía Carmine
Infantino. Todo lo que hizo Infantino entre el 58 y el 62 me parece
genial.
(AA): ¿LE GUSTA
KIRBY?
(SS): Es uno de los del ABC. Me
gusta pero no es el que más me gusta. Me gusta más Steranko, pero por la manera
de contar. Kirby tiene una solidez y una imaginación desbordante que no se la
puede discutir nadie.
(AA): POR ÚLTIMO ¿HAY
DIBUJANTES ARGENTINOS RELATIVAMENTE “NUEVOS” QUE LE
AGRADEN?