ENCUENTRO CON LUCHO OLIVERA (REPORTAJE INÉDITO)
por Ariel Avilez (avilezavilez@yahoo.com.ar)

AGRADEZCO POR ALGUNAS DE LAS IMÁGENES AL SR. GERARDO CANELO y GRUPO WOODIANA DE YAHOO.

Lucho sentado       Lucho sepia

23 de marzo de 2003, 11 de la mañana. Calle Austria al 2200, Buenos Aires.  

Me anuncio por el portero eléctrico y baja a abrirme la puerta Ricardo Luis Olivera, correntino, nacido el 25 de mayo de 1943: es alto, de suaves modales y voz firme. Han pasado once años desde la primera vez que lo vi; lo noto menos delgado y mucho más saludable que antes, sin embargo, me sigue llamando la atención lo mucho que se parece a sus personajes: nariz larga y recta, mentón breve y redondo, labios finos, ojos ovalados. Ya en el tercer piso, entramos a su departamento: suelo de parqué y un agradable desorden de artista, consistente en pilas de libros, revistas y papeles dispersos aquí y allá, en los sillones, en las mesas, en los muebles, en el piso. Reconozco la firma de Lucho Olivera en algunas pinturas que cuelgan de las paredes y en otras que están apoyadas contra ella, aún sin enmarcar.  Me ofrece una lata de cerveza; él se sirve una Coca Cola en un vaso de whisky.  Nos sentamos cerca del ventanal que da a la calle.

Antes de comenzar el reportaje, charlamos no recuerdo de qué.  Parece incomodarle mi natural admiración hacia su obra, así que decido detener la catarata de elogios con la cual lo abrumo. Me muestra las páginas que está por enviar a Italia: es un material impresionante, inédito en nuestro país, que está a la altura de lo mejor que el artista ha publicado en Argentina en los '70 y los '80.

Cuando enciendo el grabador, noto que Don Lucho ha sido reporteado más veces de lo que puedo imaginar: mis preguntas son prácticamente innecesarias y generalmente apenas respondidas. Mi habilidad para orientar la charla es a todas luces nula, así que lo dejo hablar, interrumpiéndolo apenas para recordarle mi existencia con algún monosílabo aprobatorio, con alguna interjección...

 

(LUCHO OLIVERA): ¿Qué me pregunta, entonces?

(ARIEL AVILEZ): ME  GUSTARÍA QUE NOS CUENTE CÓMO SE INICIÓ EN ESTO DEL DIBUJO Y QUÉ LO LLEVÓ A DIBUJAR, ESPECÍFICAMENTE, HISTORIETAS.

(LO): Verá, yo me recibí de bachiller y después, por unos problemas con mi padre, me fui a trabajar de hachero al Chaco y a la selva paraguaya.

Yo había estudiado en la Academia de Bellas Artes de Corrientes, que se llamaba 'Josefina Conte', y entonces mi padre, que ya se había establecido en Buenos Aires, me mandó llamar para entrar a laburar en la Editorial Vea y Lea, como cadete y ayudante de otros dibujantes.  También estudié en la Escuela Panamericana de Arte, en donde conocí a Gerardo Canelo y a García Durán, y en donde nuestros profesores eran Hugo Pratt, Alberto Breccia y Leopoldo Durañona; la escuela estaba en la calle Santa Fe.  Y nosotros veíamos a Pratt y para nosotros era... Dios.

Lucho a Canelo

Un buen día nos fuimos todos a la casa de Pratt, en Acasuso, y nos recibió; nos hizo un asado y todo. Éramos como veinte muchachos. Inclusive nos bocetó algún ERNIE PIKE, hizo dibujos para todos... Fue él, años después, cuando regresó a la Argentina y empezó a trabajar en 'Misterix', quien me dio mi primer trabajo: empecé a hacer LEGIÓN EXTRANJERA.

(AA): ¿ESA FUE SU PRIMERA HISTORIETA?

(LO): Antes había hecho ilustraciones para revistas que ya no están, que usted no debe haber conocido: 'Vea y Lea', 'Leoplán', 'Damas y damitas'... Ilustré cuentos clásicos, de Borges, de Mujica Láinez... pero a mí me tiraba la historieta. 

(AA): ¿Y DE PIBE LEÍA HISTORIETAS, USTED?

(LO): Sí. Como casi toda mi generación, cuando comenzó a salir 'Hora Cero', para nosotros fue un shock ver lo que era Pratt, porque evidentemente fue un hombre fuera de serie; yo creo que fue el mayor historietista del siglo XX.  Nosotros estábamos locos con él y después con Breccia; cuando Breccia hizo el MORT CINDER, todos nos sentimos conmovidos por semejante despliegue de calidad: era una cosa alucinante. A mí Breccia me influenció mucho, creo que más que a su hijo, que a Enrique.  Breccia llegó a trascender la barrera del género ¿no? Gran, gran artista Breccia. Increíble.

 Gilgamesh Hora Cero

(AA): ¿QUÉ RECUERDA DE SU PASO POR EDITORIAL COLUMBA?

(LO): A Columba llegué allá por 1965 y allí viví muchos buenos momentos, porque se nos dio mucha libertad... se me dio mucha libertad hasta como escritor para hacer GILGAMESH.  Y ahí me reencontré con Robin, lo cual fue muy impactante.  A él lo conocía de antes, de cuando éramos muchachos. A NIPPUR lo creamos entre los dos: él le puso el nombre yo le puse la figura; fue un personaje muy conversado. Al principio iba a tener la cara de Jack Palance, pero después opté por hacerle una cara más clásica ¿no? que fue la que quedó.  Y por supuesto, Robin tiene un talento monstruoso.  En esta época se lee menos,  hay menos tiempo para leer, pero en aquellos tiempos era una época más tranquila, menos apremiante, por eso NIPPUR tiene tanto texto.  Todas las características de NIPPUR son muy orientales, muy árabes... La verdad, yo fui muy feliz dibujando la parte que me correspondió.  Yo tenía unos libros sobre Babilonia, Sumeria, impresionantes; bueno, esos los usé como documentación.  También nos íbamos al Museo de Armas y al Museo de Ciencias Naturales. Recuerdo que a la mujer de NIPPUR teníamos pensado hacerle el rostro de Jacqueline Bisset.

(AA): DIBUJÓ A NIPPUR REGULARMENTE DURANTE MUCHOS AÑOS, MÁS O MENOS HASTA EL ’72, Y DESPUÉS...

(LO): Después con Robin nos separamos, dejé de verlo por mucho tiempo. Él empezó a viajar por Europa, creo que llegó hasta Rusia.  Yo hice, a mi vez, cuatro viajes a Europa.  Me fui al Peloponeso en el Expreso de Oriente;  me lo tomé en Milán, crucé toda Yugoslavia -ahí tenía su edad, más o menos- , fui a Tesalónica y después bajé a Atenas y ahí seguí dibujando NIPPUR, mientras veía las ruinas griegas en directo. Desde allí enviaba los originales a Columba. Estuve un año en Nápoles, trabajando también: parte para acá, parte para Italia.  Después volví.

(AA): CUANDO USTED DEJÓ DE DIBUJAR LA SERIE, LA CONTINUARON DURANTE AÑOS VARIOS COLEGAS SUYOS ¿CUÁL FUE LA VERSIÓN QUE LE GUSTÓ MÁS?

(LO): De los dibujantes que me sucedieron me gustó mucho Leopardi, que tenía un estilo exuberante.

 Nippur página

(AA): UN PAR DE AÑOS DESPUÉS DE INICIAR NIPPUR, USTED COMENZÓ A CONTAR COMO GUIONISTA Y DIBUJANTE “GILGAMESH, EL INMORTAL” ¿QUÉ RECUERDA DE LOS ORÍGENES DE ESA SERIE?

(LO): Arranqué más o menos en 1970 con GILGAMESH, dado que en esos años la película '2001: Odisea del Espacio' fue un verdadero boom -tal vez usted no la vio-, fue una cosa que irrumpió en la ciencia ficción de una manera casi metafísica; y a mí, verdaderamente, me trastornó la cabeza por su creatividad.  Yo no sé cómo la MGM le dio tanta libertad a los creadores: es una indagación sobre el futuro del hombre, sobre la evolución de la especie humana.  El 99% de nuestro ADN es el mismo que el de un chimpancé, pero el hombre ha avanzado a tal punto que puede destruir el mundo en menos de 20 minutos. Creo que esa preocupación constante por el destino del hombre está en GILGAMESH.

Y fíjese qué coincidencia: de Irak sale GILGAMESH y de Irak sale NIPPUR, y hoy, ahora, a Irak le están dando con todo. Todo lo que fue Sumeria está siendo arrasado con bombas en este mismo segundo.

 Gilgamesh, la puta que vale la pena estar vivo!

(AA): POR AQUÉL ENTONCES YA TRABAJABA PARA EDITORIALES EXTRANJERAS ¿VERDAD?

(LO): En los '70 empecé a trabajar también para EE. UU., para la King Features , haciendo una historieta de fútbol, nada que ver con lo que hice luego, pero bueno, me interesaba trabajar para los EE. UU.  Se llamaba DICK EL ARTILLERO, en la que yo sucedí al gran maestro José Luis Salinas, padre de Alberto. No gané mucho dinero porque no se distribuyó bien; era para el mundial de fútbol del 74.

(AA): VOLVAMOS AL PAÍS  PERO A LA DÉCADA DE LOS ’80 Y A COLUMBA. USTED SIGUIÓ HACIENDO “GILGAMESH”, “EL SOBREVIVIENTE”, MÁS ADELANTE “GWENDOLYN”...

(LO): Y también en  los '80 trabajé en Editorial Record. Estaba muy encerrado en esas épocas, trabajaba mucho. Recuerdo con mucho cariño LÍMITE EXTERIOR, después algunos unitarios, con Mazzitelli y con Slavich, que son dos genios. También había otro gran guionista del que se habla muy poco y que se llama Emilio Balcarce, que me hizo PANTANAL para "Skorpio". Entre los dibujantes, al que veo como el gran dibujante joven es a Gómez, y por supuesto, el gran Quique Alcatena; la verdad que lo admiro, porque Alcatena es un coloso.

(AA): LA ADMIRACIÓN ES MUTUA, ENTONCES, PORQUE EL SEÑOR ALCATENA SIEMPRE HABLA MUY BIEN DE USTED.

(LO): Quique es un coloso. Hay que mirar sus dibujos con lupa para darse cuenta de todo lo que ese muchacho sabe, de todo lo que ha estudiado; es increíble.

Y Gómez, que no sé si tiene treinta años, tiene un dominio extraordinario de la figura humana; me hace acordar a los cuadros de Fortuny, de la gran escuela española del dibujo clásico. Gómez fue formado por Lito Fernández, otro grande, un hombre que sigue la línea de Frank Robins. Hace una historieta 100 % historieta, algo que pretende gente como Durañona, como yo: la idea es narrar, contar, que cualquiera pueda entenderla.

 La Odisea

(AA): ¿Y SUS INFLUENCIAS? HÁBLENOS UN POCO DE SUS INFLUENCIAS...

(LO): El primero de todos, Alberto Breccia. Después, Hugo Pratt y Frank Miller. Zaffino también me gustaba mucho ¿Falleció Zaffino?

(AA): SIP. EL AÑO PASADO, SI NO ME EQUIVOCO...

(LO): Qué pena tan grande... Qué pérdida... Pero fue Alberto Breccia el que más me marcó, con su MORT CINDER especialmente. Él llegó a límites increíbles en sólo 220 páginas. Después él comenzó un período abstracto cuando adaptó obras de Lovecraft... Él no se quedaba quieto, él buscaba cosas artísticas, no se encasillaba...

 Nippur para un fan

(AA): ¿SIGUE LEYENDO HISTORIETAS?

(LO): Sí, me gustan mucho. Y me gusta mucho dibujarlas. Aunque también me gustaría pintar... pero no tengo tiempo.

Estoy leyendo cosas de Font, estoy repasando clásicos, porque en Europa hay una vuelta a lo clásico, a lo fácilmente legible y lo fácilmente entendible. Si se fija por ejemplo en los dibujos de Font, cuando se dibujan 20 trineos, cada trineo tiene 20 perros y se vuelven a repetir en cada cuadro los mismos 20 perros del cuadro anterior... Un dibujante argentino haría la silueta de los perros. Pero este trabajo es impresionante: los paisajes, el color; eso es lo que se llama la Escuela Europea. Acá nunca tuvimos una escuela, una academia que marcara pautas; hubo mucha libertad. Pero así y todo, si había que elegir una, acá se dibujaba más al estilo europeo. Al dibujante argentino no le gusta generalmente la historieta que se hace en EE. UU. y no se siente cómodo trabajando para ese mercado.

(AA): ¿A USTED LE GUSTA EL COMIC DE SÚPER HÉROES ESTADOUNIDENSE?

(LO): Sí que me gusta, pero nunca tuve la oportunidad de trabajar ese género. Pero fuera de él me gustaba mucho un dibujante rebelde de los ’60 que se llamaba Robert Crumb. Actualmente me gusta Frank Miller... Eso es lo que tiene de bueno EE. UU., es un país tan grande que permite el surgimiento de vertientes para todos los gustos. Hay mucho trabajo y se trabaja mucho en equipo, hay lapicistas, entintadores...

(AA): ¿USTED TRABAJA CON AYUDANTES?

 

(LO): Tuve varios ayudantes: Jorge Heufemann es uno de los que estuvieron más tiempo conmigo. Es un muy buen dibujante y tiene un gran sentido estético, y su dibujo es menos retorcido que el mío, es más simple.  Últimamente me andan criticando que yo, por ahí, no cuento bien, sino que divago, que pongo cosas extrañas.  Entonces me propuse seguir la línea clara que hacen los dibujantes belgas: me tengo que adaptar al público; ese es el problema que tengo que resolver ahora. El dibujante nunca 'llega', siempre tiene que estar pensando, creando experimentando... que es lo que Breccia a mí me enseñó. Ahora es todo producción en equipo, yo ya renuncié a trabajar solo porque hay que cumplir con fechas de entrega estrictas.

(AA): ¿CÓMO VIVIÓ LA AGONÍA DE EDITORIAL COLUMBA?

(LO): Fue para mí algo duro, muy duro. Yo trabajé hasta el final y después, coincidiendo con la caída, comencé a trabajar para una editorial de Río Negro, haciendo historietas de dinosaurios: PEPE MORENO se llamaba esa tira, y comenzó a hacerse a partir del éxito de 'Parque Jurásico', la película.  Cuatro años trabajé ahí, haciendo esas historietas, con ayuda de varios asistentes. Sucede que tenía que cumplir también con Eura Editoriale de Italia y estaba recargado de trabajo.  Actualmente el mercado está muy decaído, pero espero que algún día tengamos algo nuevo, un lugar para publicar: eso está en manos de ustedes, también, ya que la publicidad sirve para que alguien se interese y, por ahí, invierta.  La idea es que se genere un movimiento, dejar de trabajar para el extranjero, a ver si acá, algún día, se produce un resurgimiento, comienzan a hacerse exposiciones, publicidad...

(AA): ¿EN QUÉ ESTÁ TRABAJANDO ACTUALMENTE?

(LO): En la actualidad hago fantasía heroica con guiones de Eduardo Mazzitelli, para Italia. Generalmente son miniseries unitarias de cinco capítulos. Antes hice bastantes policiales y hasta llegué a hacer los guiones de una miniserie acerca de la Guerra Civil Norteamericana.

 Lucho, Nippur, Canelo       Lucho, Nippur, Canelo

(AA): ¿PROYECTOS A FUTURO?

(LO): Pienso seguir dibujando, y si puedo conseguir un poco de espacio, pintar un poco.  Nosotros los dibujantes, para vivir, tenemos que trabajar todos los días. No sólo hago historietas: hago ilustraciones para diarios de afuera. Y me gusta mucho, también, hacer retratos; yo me especializo en retratos, que es lo que más me gusta. Ahora le hago uno a usted, si le parece...

(AA): ¡BUENO! ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!

 

Don Lucho Olivera toma un enorme block de hojas y un lápiz. Mientras hojeo unas revistas, el maestro despliega su arte sobre el papel. Cuando termina, su modestia debe soportar una vez más mis incontenibles palabras de admiración y agradecimiento. Antes de irme, me firma un par de libros de NIPPUR y GILGAMESH.

 Lucho por Lucho        Ariel por Lucho

11 de noviembre de 2005. Dicen por ahí que Lucho Olivera ha muerto. Es una noticia horrible que, sin embargo, creo sólo a medias.  Su desaparición física es innegable e inapelable, pero a mi modesto entender no se equivocan los alegres creadores del lugar común que postula la inmortalidad de los artistas: vivo está Lucho Olivera en su NIPPUR -y en el de los otros-, vivo está en las millones de páginas en las que se han impreso sus dibujos, vivo está en la obra de las decenas de dibujantes que él influenció -así como vivos están en la obra de Lucho, Alberto Breccia y Hugo Pratt-, vivo está en el recuerdo de los que lo quisieron, de los que lo admiramos, y vivo está, finalmente, en estas líneas que están acabando de leer y  para cuya redacción  he decidido abolir el pasado como tiempo verbal, torpe pero bien intencionado recurso con el que he pretendido homenajear a Don Lucho, flamante integrante de nuestro criollísimo Panteón de Inmortales. Gracias por todo, Maestro.

 

ARIEL AVILEZ ( avilezavilez@yahoo.com.ar )

 

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