REPORTAJE A NÉSTOR BARRON, por

Ariel Avilez (avilezavilez@yahoo.com.ar)

 Nestor Barron

Existen muchas cosas misteriosas en Buenos Aires: calles, edificios, hasta barrios; ocultas, confundidas entre lo vulgar de lo cotidiano, aguardan con natural modestia ser descubiertas por alguna percepción aguda o tal vez perezosa. También hay en Buenos Aires personas misteriosas: gente de la que sabemos muy poco, pero cuya genial existencia, a la larga o a la corta, termina por resaltar en medio de tanto homo sapiens de mente chata. Existe en Buenos Aires un artista llamado Néstor Barron: escritor, músico, documentalista: un señor de esos cuyo nombre suele aparecer en letra chiquita - cuando aparece - y que pocas veces recibe el aplauso que merece. Con este "guionista en las sombras" de NIPPUR DE LAGASH y MARTÍN HEL, con este misterioso ayudante de Robin Wood, con este talentoso artista que ya sé a hecho un lugar entre los preferidos de los comiqueros italianos, tuve el honor de encontrarme el diez de enero del 2003 en un bar de Caballito. Y así comenzó nuestra charla...

* (Ariel Avilez): Señor Néstor Barron, ¿nos podría contar cuándo y donde nació?

* [Néstor Barron]: Hace muchos años (risas). No, tengo 41 años. Y nací acá, en Caballito.

* (A.A.): ¿Cómo fueron sus primeros coqueteos con la historieta?. ¿Cómo se acerco a ella?

* [N.B.]: Empecé, obviamente, como lector. En realidad, yo fui lector desde chico: historietas de súper héroes, de Batman, de Superman... eran como las bases ¿no?. Y después, a partir de los diez años comencé con la historieta de aventuras que, acá, es Columba: D´artagnan, El Tony; en ese momento me gusto mucho ese tipo de historietas y las leía y las leía... Con el paso de los años, me di cuenta que mis preferidas eran de un solo tipo, de Robin (Wood); por ahí firmaba como Noel Mc Leod, como Mateo Fussari, como Robert O´Neill... tenía infinidad de seudónimos. Y un día de di cuenta. ¡Al final es todo Robin!. Tenía un seudónimo en castellano que era Roberto Monti, y en aquellos momentos que yo no sabía mucho, cuando me enteré que era la misma persona, yo apostaba a que, en realidad, era Roberto Monti y que se ponía los demás nombres.

* (A.A.): ¡Yo también pensaba eso!

* [N.B.]: Después me enteré que no, que era Robin. Cuando lo conocí le dije: "Que se siente tener de nombre un seudónimo?". (risas) Porque parece un seudónimo...

* (A.A.): Néstor Barron es un seudónimo, ¿verdad?

* [N.B.]: (risas) No. Me llamo así; y el apellido es Barron, no Barrón.

* (A.A.): Continuemos.

* [N.B.]: Entonces bueno; en realidad, la historieta de aventuras, la historieta tipo Columba, en realidad es Robin, esa historieta para mí, es Robin: es el sinónimo directamente. Robin Wood es el tipo que ha inventado una manera distinta de contar historias y que, quizá... quizá no: seguro no tiene el reconocimiento que merece, por lo menos, de la crítica especializada, digamos.

* (A.A.): En nuestra enclenque crítica especializada.

* [N.B.]: Sí. Seguro no lo tiene. Digamos, él fue más visto por otras actitudes o ideas - que no vienen al caso - y no por su obra.

* (A.A.): ¿Le parece que en esto influyó que haya trabajado tanto tiempo para la Editorial Columba, que también aún hoy es tan poco reconocida?

* [N.B.]: Pero sin duda, sin duda que sí. Lo correcto políticamente era trabajar en otros lugares o decir otras cosas; eso hizo olvidar la obra en sí. Y yo creo, en realidad, que la obra es lo único que hay, no las personas: las obras son las personas. A pesar de que Robin es adorado, es un mito, todo lo que quieras, no esta reconocido totalmente el aporte que el tipo hizo: él cambió la forma de contar historietas. Y de hecho, la explosión de la historieta argentina se debe a él y nadie más que él; la invasión argentina en Europa se debe a él. El estilo que él creó y que siguieron un montón de personas es el que invadió Europa a partir de los ´70.

Martin Hel

* (A.A.): Entonces sobra preguntarle quien es su gran influencia...

* [N.B.]: Obviamente Robin, claro (risas). Con quién, además, tengo una identificación personal, tenemos muchos puntos en común.

* (A.A.): A ver...

* [N.B.]: Tiene que ver con la forma de plantear las historias, de elegir que te interesa contar. La gran revolución de Robin que te digo, es que le intereso contar - en medio de aventuras maravillosas y llenas de imaginación - pequeñas historias humanas. Analizando la primera etapa de Robin, lo que hay en el fondo es eso: pequeñas historias humanas en el medio de aventuras súper imaginativas; pero su gran fuerte era ese, y a mí siempre me intereso eso también ¿no?. La pequeña historia humana, el tipo que está parado en el medio de una guerra o está parado en un cuarto vacío: ese tipo me interesa. Después el resto es como contamos la historia... y en eso, Robin es un maestro, si, si, si. Como te contaba, mis inicios en la historieta son como lector. Yo creo que no podes hacer nada - ni escribir historietas, ni escribir novelas, ni hacer música - si no sos consumidor de arte.

* (A.A.): Exacto. Es el caso previo obligado.

* [N.B.]: Creo que es obligado como paso previo y es obligado siempre. El tipo que se cierra esta condenado a repetirse, a realizar un esfuerzo muy grande por hacer cosas que, seguramente, no haría si estuviera más metido con lo que esta pasando ¿no?. Yo creo que esa es la formación de un artista, no importa si escribís esto o lo otro, o si sos músico: la formación de un artista está en los otros artistas; por supuesto, con el riesgo que eso implica con el riesgo de la fascinación: te fascinas por tal cosa y la querés hacer; pero si vos no conoces los lenguajes y las cosas que se han dicho en esos lenguajes, no vas a poder llegar a tener nunca tu propio lenguaje. Cuanto más vivís en el mundo más contacto tenés con todo, más podes abrir la cabeza y, por lo tanto, más libertad para crear vas a tener; yo en eso creo mucho, por eso mi formación en la historieta es la historieta misma.

* (A.A.): Aparte de guionista, usted es escritor, ¿qué otras cosas escribió?

* [N.B.]: En realidad, mi oficio es el de escritor, sí. Yo he leído muchísimo, he leído cosas en mi adolescencia - a los trece, catorce, quince años - cosas que hoy no me animaría a leer. (risas)

* (A.A.): ¿Por ejemplo?. Mándelos al frente...

* [N.B.]: No sé... leía a los autores rusos (risas), realizaba un gran esfuerzo; es algo que pienso hoy y salgo corriendo. Salvo alguno que me ha quedado como un gran amor, tipo Dostoyevski, que lo adoro ¿no?. Pero en esa época era de profesión lector, y así me he enfrentado a ladrillos con los que hoy no haría el esfuerzo. (Risas) Pero estuvo bien en ese momento porque tenía que llenarme de cosas y después empezar a sacarlas en algún momento; lo primero que sacaría serían refritos de esas cosas, hasta que fui encontrando la manera de contar lo que quería contar, que, por ahí, es lo más importante en el arte: encontrar la manera de contarlo, porque lo que hay que contar es la historia de un hombre o de una mujer que sos vos; vos la disfrazarás haciendo historias épicas o haciendo telenovelas... pero estás contando siempre tu historia. No hay nada que hayas escrito vos en lo que no puedas encontrarte; de hecho, muchas veces, lo que uno hace en la escritura o en la música te explica más de vos mismo que lo que vos podes encontrar pensando.

* (A.A.): La ventaja del arte ¿no?

* [N.B.]: Es la ventaja del arte, claro. Y si vos pones en el centro eso, que estoy contando muchas cosas distintas pero en realidad estoy contando mi historia, ese es el punto del encuentro con el otro, con el que te va a leer, o a escuchar tu música o ver tu pintura: ese es el punto de encuentro; el otro se va a encontrar en eso: hay un hombre que esta relatando su vida y ahí es donde se hace universal, entonces el otro se encuentra con él mismo en realidad.

* (A.A.): Hace rato hablábamos de Robin Wood y, justamente, creo que la universalidad de sus historias es uno de los secretos de su éxito.

* [N.B.]: Creo que "Nippur de Lagash" primero marca una nueva manera de contar historietas, y además en sí mismo es una maravilla como desarrollo de historia: durante veinte o veinticinco años, el tipo fue viviendo al lado del que lo iba leyendo, fue creciendo, le pasó todo lo que le pasa a cualquier hombre en la vida: porque las aventuras de Nippur muchas veces eran maravillosas, épicas, pero también tenía un amor que quizá no podía concretar en el sentido de no poder tenerlo siempre a su lado - que era Karien ¿no? - tuvo un hijo, fue viudo... tuvo de todo, es decir, tuvo la universalidad de eso. Y estas pequeñas cosas de la vida de Nippur son tanto o más importantes que la gran saga de sus aventuras. En la primera etapa de Nippur, Robin practicaba mucho esto: y no sé en cuantos episodios el personaje empezaba tirado al lado de un árbol, reflexionando; y no sé en cuantos episodios directamente empezaba Nippur hablándole al lector: "Hombre que me escuchas..." y todo eso, "la vida es tal cosa..."; además, siempre lo hacía con bastante humildad.

* (A.A.): Era un Martín Fierro de la Mesopotamia.

* [N.B.]: Era un especie de Martín Fierro de las Pampas del Tigris y el Eufrates pero ¿ves?. Mucho menos pretencioso, no sentenciaba tanto. El contaba algo que le había pasado y lo compartía con el otro, con el lector, pero era como si estuviera en un fogón a la noche. Esa es una estructura que Robin usó mucho: alrededor de un fuego, se cuenta una historia de Nippur; ahí hay un punto maravilloso que hay que rescatar como un aporte absolutamente nuevo de Robin a la historieta popular, toda historia humana es una historia popular; eso es así. (La charla se interrumpe por el paso de una murga o algo así). ¡Pasa la murga! Bueno, y un día empezás vos a querer contar tus cosas y empezás a escribir, o a hacer música...

* (A.A.): ¿Cómo se acerco a los editores por primera vez?. ¿Cómo fue este primer paso?.

* [N.B.]: Por equivocación. Yo era bastante joven en aquel momento y dije: "Tengo que hacer algo, necesito dinero... pues voy a probar escribir, que es lo que se hacer. Voy a ir a alguna editorial de revistas a ver si puedo meter algún artículo, no sé... algo". Fui a una editorial, pregunté por la persona encargada de la redacción y una señorita me dijo: "No está, pero te paso con tal otro". Ese tal otro me tomo a mí por otra persona, entendió como que yo venía a ver a la jefa de redacción y que era alguien a quien estaban esperando... y él pensó que era yo. ¡No era yo!. El tipo me dijo: "¿Vos venías a ver a Noemí?", le dije: "Y... si", "Ah, bueno, bueno." Tenés que hacer esta nota sobre tal cosa", me dijo. "Qué fácil que es trabajar en este mundo", pensé yo. Me fui hice la nota. Y se ve que estaba razonablemente bien y porque me encargaron otra. Después me enteré recién que habían tenido una confusión, que estaban esperando a otra persona, en realidad. Así empecé a escribir artículos en revistas y después seguí escribiendo de todo, hasta llegar a las historietas. Pero así empecé a escribir profesionalmente.

* (A.A.): ¿En que editorial sucedió todo esto?

* [N.B.]: La editorial de Oscar Blotta, que sacó "Satiricón" y otras revistas míticas.

* (A.A.): ¿Alguien le enseño los rudimentos de escritura de guión de historietas?

* [N.B.]: No. De nada, en realidad. Creo que por eso mi primer laburo profesional - que fue de escribir artículos en una revista - funcionó: porque no tenía ni idea. Entonces, evidentemente sin querer, sin tener ninguna intención - sin talento, tampoco - era distinto, porque no tenía ni idea de lo que era escribir un artículo; entonces me dieron un tema y yo lo escribí a mi manera, y puse cosas que, por ahí, no eran lo más normal en ese tipo de artículos... y les gustó. Esto está dentro del campo del azar ¿eh?. Porque creo, en realidad, que cuando más elementos tenés, mejor podes hacer las cosas. Pero e algún momento, mi propia inexperiencia funcionó.

* (A.A.): Viene con algo que es innato, seguramente.

* [N.B.]: En un primer momento funcionó esa inconsciencia que se repitió después en mi vida, digamos, eternamente. Porque unos años después, cuando me puse a hacer historietas, también fue una ocurrencia: escúchame, yo me pasé, no sé, quince años leyendo historietas. ¿Por qué no iba a poder escribirlas?. Entonces escribí un guión y se lo lleve a Columba, que era el único lugar que se me ocurría porque estaba en las revistas que leía. Y si funcionó el guión es porque - de casualidad - Robin estaba en la Argentina y lo vio. Porque en realidad el guión fue a parar a un cajón sin que nadie lo lea; y de casualidad, Robin, metiendo mano por ahí - no sé que buscaba - lo encontró y dijo: "¿Qué es esto?", y se lo puso a leer. Entonces le dijo a alguien de Columba, a Morini (Gustavo Amézaga): "¿Quién es este tipo?"; y no sabían que decirle: era uno que había traído un guión - como tanta gente - y lo tiraron ahí. Tuvieron que empezar a ver como me encontraban y qué se yo...

* (A.A.): ¿No había dejado sus señas, nada?

* [N.B.]: No. Yo dejé mi guión y me fui: iba a volver a los diez días. Cuando vuelvo, me entero de que hay una posibilidad de hacer algo con Robin; y dije: "¡A la mierda!". (risas)

* (A.A.): A jugar en primera de entrada.

* [N.B.]: Lo que me digan, más bien.

*(A.A.): ¿Recuerda en que año era?

* [N.B.]: Debe haber sido en el ´90 ó ´91, una cosa así... no recuerdo exactamente. Es la época de "Martín Hel". Unos años después dije: "Me gustaría hacer televisión. ¿Entonces qué hago?. Voy a canal 9". Y me encontré con una chica que trabajaba en un programa, me puse a hablar con ella acerca de lo interesado que estaba en escribir - yo había escrito algo en televisión como ayudante de guionista , escribí algunos diálogos, cosas así, pero nada propio -. Entonces le dije a la chica: "¿Con quién puedo hablar?. ¿No conoces acá?"; ella me dice: "Si, yo soy productora de un programa". Nos ponemos a hablar de ese programa, que era un programa que hacía un tipo muy discutido, muy discutido, pero que para mi es uno de los directores más grandes que hubo en la televisión argentina, más audaz, más creativo: se llamaba Rodolfo Ledo, tipo súper discutido...

* (A.A.): Especialmente por "Sin Condena".

* [N.B.]: Pero el talento de ese tipo... Está loco, que es otro tema; y la gente, a veces, mezcla. Pero está loco por un lado, y por el otro sabe, sabe como nadie; el tipo me enseño todo en televisión porque todo lo resuelve en dos segundos. En ese momento, justamente, estaba haciendo "sin Condena", hito bizarro de la televisión argentina. Entonces la piba me dice: "¿Sabes que pasa?. Hay mucha gente que trae libros y Rodolfo tiene mucho material"; y le digo: "¿Pero no hay algo que...?"; la piba me para me dice: "Mira , lo único que él viene buscando hace unos meses y no encuentra que le guste es un libro sobre la Guerra de las Malvinas". Yo, de casualidad, tenía la historia; unos meses antes había conocido a una persona que tenía una historia terrible, pero además muy original de sobre Malvinas . Y yo dije: "¡tengo la historia!. Dame una semana y la traigo"!; la mina me mira y me dice: "No hay ningún apuro. Volve cuando quieras". Yo me reuní varias veces con la persona que me había contado la historia y después la escribí; y logré un libro absolutamente anti-televisivo, que era larguísimo, con mucho más del doble de escenas que debería tener, planteando treinta y pico de escenarios en exteriores ¡y es la Guerra de Malvinas!. Yo tuve suerte, pues yo no sabía que Rodolfo estaba loco. Entonces a la semana voy, espero en la puerta del canal y llega la mina con Rodolfo - que ni me saludó -; la mina agarra el guión y se mete con Ledo al canal; yo me fui a mi casa. ¡Y a las dos horas, me llamó Ledo!. me dijo: "Che, esta bien esto. Venite que lo grabo". Yo no lo podía creer.

* (A.A.): ¿Y lo grabo para "sin Condena"?

* [N.B.]: Si, si. Fue el primer programa para la televisión sobre Malvinas; creo que fue en el ´94 ó ´95. Creo que después no se hizo nada más sobre el tema. La historia es genial, pero no es nuestro tema; después te la cuento. Entonces, mi carrera tiene que ver básicamente con dos cosas: la inconsciencia para empezar nuevos proyectos y un poco el estar en el lugar indicado en el momento indicado. Hubo mucho de eso en mi ingreso al mundo de la historieta con Robin Wood.

* (A.A.): ¿En que consistía su trabajo con él?

* [N.B.]: Estuve varios años junto a Robin. Primero, yo le empecé a escribir dos personajes, dos series, que eran "Pepe Sánchez" y "Mi Novia y Yo", porque ese primer guión mío que él leyó era un guión humorístico ¿no?.

* (A.A.): ¿Llegó a publicarse aquel guión?

* [N.B.]: Se publicó una historia de "Pepe Sánchez" basada en aquel guión, que era un guión sobre vampiros, una cosa así. Pero no el original.

* (A.A.): ¿Cuál era la modalidad de trabajo?

* [N.B.]: Robin opto por varios sistemas: yo puedo escribirle una historia y él la utiliza como base; se puede escribir un guión que el utiliza como base; se puede escribir un guión que él utilice como base, o para adoptar su estructura - muchas veces sólo se quedaba con la idea -. A mí, personalmente, en la historieta y en todo, siempre me resultó más fácil, directamente hacerlo; a mí me pedís que te haga un esquema sobre la historia y me matas; obviamente, me siento y lo hago, pero prefiero decirte tres cosas y, si estás de acuerdo, la escribo. Entonces directamente yo empecé por escribirle los guiones que el después, destrozaba; obviamente - más allá que si hoy leo alguno, algo simpático le puedo encontrar - eran laburos de un principiante. Escribía un guión de "Pepe Sánchez", él después lo agarraba, lo daba vuelta, lo rompía todo, y sobre la idea, sobre la historia - sobre algún dialogo, quizá - formaba prácticamente un nuevo guión basado en este que hacía yo. Labure un par de meses en eso y un día me dije: "Yo me escribo un Nippur, a ver que pasa". Y le escribí un "Nippur", se lo mandé y bueno, me dijo: "Dale, escribamos Nippur". Desde ese momento colaboré con él en unas dieciocho series, dieciocho personajes distintos, algunos solamente para Columba y otros sólo para la Eura, como en un principio fue "Martín Hel".

* (A.A.): ¿Con la misma modalidad de trabajo?

* [N.B.]: con la misma modalidad, si: escribir guiones. El asunto es que entre tantos personajes, algunos quincenales, algunos semanales como "Dago", se formaban treinta guiones por lo menos. Era un esfuerzo muy grande, y había que producir enormemente treinta guiones de Robin Wood, no treinta guiones simplemente. Con el paso de los años, Robin se concentró en menos series, y yo, paralelamente, hice mi camino en Columba.

* (A.A.): ¿Cuál fue su primer serie?

* [N.B.]: en Columba lo primero que publiqué yo fue un unitario, un unitario de terror que lo dibujó Trigo. ¿Cómo se llamaba Gustavo Trigo?

* (A.A.): Usaba el seudónimo de "Marcos Adán"

* [N.B.]: Marcos Adán, si. Lo firmo como Marcos Adán y se publico en D´artagnan. Qué de las revistas de Columba era mi preferida: Allí salía "Nippur", "Dennis Martín", "Jackaroe"... era mi revista preferida cuando era chico, así que eso fue para mí una gloria, directamente. En un momento, cuando en Columba hubo un cambio en la cúpula - por llamarlo de alguna manera -, empecé a escribirles una cantidad enorme de miniseries; durante seis meses, escribía veinte guiones por mes... este cambio de cúpula duró ese tiempo (risas), seis, ocho meses; así que de ese material se publicó un quince por ciento, a pesar de que me lo pagaron todo. Y lo otro quedo para que yo, con el tiempo, lo vaya ubicando en Italia; muchas de esas miniseries se publicaron después en Eura.

* (A.A.): ¿Usted las escribía sin saber quien sería el dibujante?

* [N.B.]: sin saber quién sería el dibujante... nada, nada. Se publicaron una que dibujo Emiliano, una con Casalla... y varias más.

* (A.A.): ¿Utilizaba algún seudónimo?

* [N.B.]: No, no, no. Siempre usé mi nombre: entonces fue ahí cuando se desarrollo mi laburo para Italia. Siempre fui independiente, nunca trabajé a través de nadie para los tanos, que es lo más común acá, en Argentina. Siempre fui independiente, aunque en eso ayudo el que me conocieran por laburar con Robin Wood. Un día les envié un fax presentándome y proponiéndoles una miniserie, que justamente era una de las que Columba no llego a publicar (risas). Así entre en la Eura y hasta ahora sigo laburando con ellos.

* (A.A.): ¿Usted puede elegir dibujantes?

* [N.B.]: Yo les mando una muestra, y si dicen que sí, bueno, listo: se hace con ese.

* (A.A.): ¿Con que dibujantes se siente más cómodo?

* [N.B.]: con Walther Taborda, que además de buen dibujante es un buen tipo. Yo hice muchos laburos para la Eura con un dibujante que acá no trabajó tanto como podría haber trabajado, que es Gustavo Desimone; con ese tipo me llevo muy bien laburando. Y con Walther, de hecho, estamos haciendo una serie - él está dibujando el primer capítulo en este momento - que se llama "El Hombre de Oro".

* (A.A.): ¿Es una serie o miniserie?

* [N.B.]: es una miniserie... bueno, en realidad, empezará como miniserie; a veces, las cosas después son distintas.


* (A.A.): ¿Tiene algún personaje que haya durado mucho tiempo, que todavía siga haciendo?

* [N.B.]: Actualmente estoy escribiendo "Martín Hel", que viene de Robin Wood. Pero las historias mías, generalmente terminan; y de hecho, algunas terminan con la muerte del protagonista, como una que hice con Walther Taborda que, por lo que se veía e el foro de Internet de la Eura, a la gente le encantaba; y el personaje, sin embargo, era medio anti-personaje, por lo cuál al final la única forma de redimirlo era matarlo, y murió.

* (A.A.): Ah, caramba. ¿Cómo se llamaba la historia?

* [N.B.]: Ese se llamó "El Arte del Fuego". Recuerdo que en la página de la Eura, uno de los lectores ponía en un mensaje: "por favor - ponele que la serie iba durar hasta el capítulo cinco -, no rediman al personaje"; que no lo salven decía, que no lo vuelvan bueno. No era malo, no era un villano, pero tenía una visión cínica de la vida, muy ácida... y este lector decía: "Que no se salve, no me lo hagan bueno"; y yo le contesté: "No te preocupes, que en el final no va ser nada bueno". Obviamente, yo sabía que el tipo iba a morir en la hoguera ¿no?. Yo en mi laburo personal, nunca fui de superproducir - salvo esa pequeña anécdota de Columba -; nunca me interesó superproducir, cosa que sí hago en laburos como "Martín Hel", que se publica un capítulo de doce páginas por semana y un libro de noventa y seis páginas que dibujo Lito Fernández. Laburar con Lito para mí es otra cosa muy entrañable, porque "Dennis Martín" era - no te digo como "Nippur", "Nippur" siempre fue "Nippur" pero... "Dennis" estaba ahí...

* (A.A.): Estaba a la derecha de Nippur

* [N.B.]: Estaba a la derecha de "Nippur". Había una época, a mediados de los setenta, que también salían en pequeñas revistitas a color que coincidió con una época muy psicodélica de Lito; y yo veo hoy esos dibujos... y me parecen una maravilla. Entonces, laburar con Lito Fernández para mí es bárbaro, es una cosa realmente maravillosa.

 El Hombre de Oro (Taborda)

* (A.A.): ¿De que se trata ese trabajo que esta haciendo con Walther Taborda, "El Hombre de Oro"?

* [N.B.]: es una historia medio extraña que empieza en la época posterior a la Conquista, en la época donde, entre otras cosas, estaba la búsqueda de lo que llamaban "El Dorado", que genero historias muy crueles de locura y alucinación ¿no?. Gente perdida durante dos años en la selva, o en la sabana de Colombia que terminaban comiéndose unos a otros, etc. Vienen inventando historias que llegaban al Viejo Mundo. La historia empieza en ese ámbito, con la búsqueda del personaje que es el "Hombre de Oro", un Chaman que, supuestamente, es el chaman de El Dorado; esta es la leyenda que lleva a los tipos a buscarlo. Y se encuentran con un personaje muy mágico que, en realidad, no tiene nada que ver con los indios, y todo es porque es rubio, blanco-oro.

* (A.A.): ¿Rubio?

* [N.B.]: porque e realidad, el personaje es un personaje mágico que viene de la época de los establecimientos vikingos en América que son reales, que los hubo, pero que, por algunas situaciones que se contarán después, tiene un origen mágico; es más, tiene una condición muy ambigua: es un hombre, pero es demasiado hermoso para ser un hombre, tiene una cosa casi casi hermafrodita. Y bueno, ahí empieza la historia que, probablemente, termine yendo a parar a escenarios del Imperio Germánico donde este personaje va a generar algunas historias realmente extrañas.

* (A.A.): Entonces esta serie no tiene un número limitado.

* [N.B.]: No está pre-limitado todavía; pueden ser doce episodios, pueden ser más... no sé.

* (A.A.): ¿No tiene ganas de hacer un personaje que perdure?

* [N.B.]: Suponete, si vos me decís: "¿Querés hacer un personaje que nos plateemos que va a durar mucho tiempo, va a tener su desarrollo, va a tener una historia muy grande, muy rica...?. Y además a publicar en formato de libro de cuarenta y ocho páginas, cada tres meses"; te digo: mira, ojalá yo tenga esa oportunidad alguna vez. Pero un personaje de permanencia constante, sometido a una superproducción, no estoy muy seguro de querer hacer. Hago el "Martín Hel" porque ya está, porque es de Robin, ya lo hizo Robin, es una bola que se largó hace diez años y sigue andando, y porque también yo estuve cuando nación "Martín Hel" ¿no?. Y "Martín Hel" es mi propio "Dennis Martín": se le ha cambiado el color de la rosa - en "Dennis" era amarilla, en "Martín Hel" es blanca - pero tiene mucho que ver el espíritu de ambos personajes; entonces también para mí es, de alguna forma, escribir "Dennis Martín"... y con Lito, y es recordar toda esa cosa psicodélica. Ahí digo si, por supuesto, a la superproducción. Pero si yo tuviera que pensar un personaje nuevo para hacerlo perdurable, me gustaría que sea en esas condiciones que te dije: sentarme tranquilo, escribir muy tranquilo, que lo dibujen muy tranquilos, y crear un producto... tranquilo (risas); justamente sereno, que se pueda aprovechar lo que, a veces, la superproducción no te permite aprovechar. ¡Incluso en las historias! Si me das dos semanas más, queda mucho más rica; muchas veces, la superproducción es asesina de la imaginación, de las ideas, porque hay que resolverlas un poco más rápido y uno no tiene tiempo de buscarle nuevos costados a esa idea.

* (A.A.): Usted me decía que allí entraba a tallar el oficio.

* [N.B.]: Y ese es el oficio, claro. Es decir, la pregunta: "¿Podré escribir una nueva historia?", no tiene sentido: hay que escribir una historia esta semana y hay que escribir una en la otra, si o si; es así, ya esta. Y el libro sale una vez al mes; y cuando se publica un libro, en la contratapa ya está la tapa del siguiente y el título del siguiente. Ahí hay una participación muy grande del oficio de escritor. Yo me tengo que sentar a escribir, a trabajar: mi trabajo es escribir, y así como el tipo que va a la fábrica y tiene que hacer los zapatos no puede decir: "No. Hoy no me siento inspirado para el zapato", yo no puedo decir eso tampoco; entonces, el oficio empuja a la inspiración, la empuja y la hace salir, a veces, de donde no lo hay. Yo te decía que, como cualquier tipo que haga cualquier cosa que tenga que ver con la creatividad, mil veces decís ¿Y ahora qué?. ¿Y ahora para donde voy?... y yo siempre me respondo a mí mismo: "Lo que quieras hace"; si estás creando algo ¿Qué importa?. Podes hacer lo que quieras Y eso me destapa, digamos. "Nadie te esta poniendo un revolver en la cabeza a vos, estás sentado acá, haciendo lo que querés, lo que te gusta, lo que adoras. ¡Y estás solo!. ¡Estás solo!"; soy yo, mi cabeza y la hoja. Eso también lo dan los años de laburar. El oficio tiene mucho que ver con la posibilidad de producir en gran cantidad: es impensable que un guionista de veintidós años produzca un capítulo por semana y un libro por mes; impensable con el estándar mínimo de calidad que exige una serie como "Martín Hel", que es un personaje muy establecido, que lleva muchos años de éxito y que la gente sigue comprando - de hecho, el libro era bimestral, y ahora es mensual -. El esfuerzo es mucho, pero bueno, ahí esta el oficio , están los años de saber que, en realidad, no hay nada más hermoso que poder decir: "Este es mi oficio"; entonces no me puedo quejar. En el arte, sea escribir, sea hacer música, yo he visto muchos atormentados, yo también me he atormento muchas veces, pero en el fondo somos seres dotados que recibimos el don de hacer lo que se nos cante, lo que tenemos ganas; así que ese atormentarse por la creación a veces te puede venir pero... no jodés mucho con eso, porque sos un privilegiado: te tiene que dar alegría lo que haces. A mí me da alegría lo que hago: escribo, invento historias, me pagan por eso y... no puedo joder mucho, no puedo caer en oscurantismos y en tormentos interiores; porque la realidad es esa: amo lo que hago, me divierto y me pagan.

* (A.A.): Y lo hace bien.

* [N.B.]: Las medidas que uno tiene para saber si lo hace bien son pocas: una es que te compren el laburo, otra cuando te enteras porque lo lees en internet o te cruzas con alguien que te dice: "Qué linda historia esta"; o sino tus propios compañeros, cuando el dibujante te dice: "Qué ganas que me dio dibujar este guión, boludo. ¡Está bárbaro!"; esas son las únicas formas que uno tiene de escuchar el eco de lo que hace ¿no?. Más en un laburo donde el ochenta por ciento de lo que hago está en Europa (risas). ¡es muy difícil cruzarse con un lector en la calle!. ¿Dónde hay un lector mío?.

* (A.A.): Lo tiene sentado aquí en enfrente.

* [N.B.]: No, bueno, hay algunos, pero el ochenta por ciento está en Europa.

 Nippur y Lamir por Mulko

* (A.A.): Bueno, como esta es la página de Nippur - y antes de que e termine el casete - me gustaría que nos cuente cuál fue su participación en la historia de "Nippur de Lagash"

* [N.B.]: en "Nippur" primero hice algunas historias sueltas, justo e el momento en que Robin estaba metido con el final de la serie, cuando "Nippur" llega a Lagash y es coronado como rey. Precisamente en ese momento yo empecé a interesarme más en meterme en la historia en esa situación, cuando ya teníamos al tipo sentado en el trono; creo que ahí de alguna manera termino la historia de "Nippur", la gran saga. Lo que quedaba era verlo a él como rey, para mostrar como ese personaje podía manejar una ciudad, desde un punto de vista que, obviamente, no iba ser el convencional, desde ya. Y desde ya que no iba a estar divertido con la burocracia y con todas esas cosas. Digamos, él había manejado ejércitos, le habían puesto el destino de ciudades y países, pero había que ponerlo como rey y capitán de su ejército y defendiendo a su ciudad: esto no había pasado nunca, bah, sí había pasado en el primer capítulo de "Nippur", cuando Luggal-Zaggizi tomó la ciudad.

* (A.A.): Por un error de Nippur, justamente; porque dejo pasar a unos caravaneros que eran gente de Luggal-Zaggizi. No se toco mucho ese tema ¿eh?

* [N.B.]: Claro, exactamente (risas). entonces había que tomar eso que faltaba, que era "Nippur" como el Gran General que todos conocían pero defendiendo a su ciudad, directamente; y ahí salió una historia, una saga que tiene que ver con la guerra contra Laramar, que era una reina de caballistas y que, en realidad, estaba medio apoyada por Sargón de Akad, que era otro personaje que, por ahí, había que darle un cierre, que era un gran amigo de "Nippur", pero que también era un gran rey; y eso es lo que se plantea en "La Saga de Laramar".

* (A.A.): Sargón quiere a su ciudad como Nippur a la suya.

* [N.B.]: Claro, entonces tiene que ir, a veces, más allá de la amistad. Bueno, se hizo toda esa saga también con el objetivo de dejar un rey en Lagash, porque "Nippur", estaba claro, no podía ser; entonces en esa saga apareció un personaje que fue Lamir, a quien "Nippur", sin que Lamir lo supiera, fue como formando hasta que le metió la corona en la cabeza y "te guste o no, vas a ser Rey de Lagash". entonces ahí "Nippur" retoma, en un capítulo hermoso que escribió Robin, retoma la errancia dejando atrás a su ciudad ¿no?. Ese es el momento de la despedida de Lagash. (Ver: "Adiós a Lagash, de Robin Wood y Sergio Mulko, en Nippur Magnun 114, de marzo de 1994).

* (A.A.): Qué fue, justamente, el último episodio dibujado por Mulko.

* [N.B.]: Exacto. Pasa con "Nippur" que toda su vida, el sentido de toda su vida, fue regresar a su Lagash; pero cuando regresó ya no era más "Nippur de Lagash", era "El Errante": para siempre había perdido su segundo nombre - que era "de Lagash" -; su ciudad seguiría siendo su amor máximo, pero ya no podían estar juntos. Lo habían cambiado tanto a él durante veinticinco años en la vida que ya no podían estar juntos; aunque sea una imagen burda, es como volver a ver a tu novia de hace veinte años: será maravilloso, pero después cerrás la puerta y te vas. Ahí es donde, creo, realmente, que se cierra el ciclo de "Nippur de Lagash"; a pesar de que después siguieron unas historias de su nueva etapa errante...

* (A.A.): Con Müller.

* [N.B.]: Para mí es un gran dibujante Müller, a mí me gustaba lo que hacía. Pero bueno, en ese punto podés seguir eternamente: pero la gran saga creo que terminó.

* (A.A.): ¿A usted le parece que no habría que tocar al personaje ya, que con los capítulos que están ya es suficiente?

* [N.B.]: creo que ya está y que merecería, además, una super edición, una edición gigante, completa, anotada, con material bonus track... merecería todo eso, porque es la historieta que cambió la historieta argentina. No sé si algún día alguien podrá hacerlo, pero eso habría que hacerlo.

* (A.A.): Las historia están.

* [N.B.]: Los quinientos capítulos - por decir un número - hasta que "Nippur" vuelve a irse de Lagash merecen una súper edición; ojalá se pueda hacer en algún momento. Cuando vos lo leas todo eso frente a vos, en tus manos, ahí va a estar la reivindicación que le falta a Robin. Robin Wood dejó, en un sentido mucho más profundo que otros artistas cuya fama es superior a su aporte, una obra insuperable; a Robin le pasó lo contrario: es muy famoso, y su aporte es, en realidad, mayor que esa fama. Merecería un reconocimiento más de la crítica, una especie de oficialización que, yo creo, vendría con la edición definitiva de "Nippur de Lagash" - que es una cosa absurda en este momento de nuestro país, pero bueno... - .

* (A.A.): De todos modos esa oficialización, ese reconocimiento, va a venir con los años: es inevitable.

* [N.B.]: Y va a venir con los años, por supuesto... eso es así, no hay ninguna duda; no hay ninguna duda de que eso es así.

 Luis Luque: Gabriel Doyle (archivo Clarín)

* (A.A.): Ultimo tema: cuéntenos como fue su trabajo junto a Robin Wood en "La Condena de Gabriel Doyle", la serie televisiva que se vio en canal 9 hace unos años (1998).

* [N.B.]: Yo, paralelamente a la historieta, hacía un trabajo en la televisión; y hace unos años, Sebastián Borestein, un gran director y un gran escritor, hizo un programa que se llamaba "El Garante" y con él reinstalaba algo que acá ya no existía, que era la ficción y la fantasía y que de hecho, nadie lo hizo - por lo menos bien - desde fines de la década de los sesenta. Con Narciso Ibáñez Menta. Entonces, cuando termina "El Garante", yo voy a verlo a Sebastián y le digo: "tengo para hacer una historia"; y está justo en ese momento en la Argentina Robin y le digo: "Robin, hagamos televisión". Nos juntamos los tres con la idea de hacer la historia sobre un hombre invisible; estuvimos toda una tarde en la casa de Sebastián. Entonces - es muy graciosa la anécdota - con Robin salimos de la casa de Sebastián, que vivía en Palermo, y fuimos al apart hotel donde Robin paraba habitualmente cuando estaba en Buenos Aires; bueno, "¿Qué hacemos?. Vamos a sentarnos a armar un poco la historia, dale"; Robin como todo irlandés, dice: "Bueno, pero vamos a tomar whisky en algún lado"; y era un domingo como a las doce de la noche, más o menos. Salimos caminando, charlando, agarramos Carlos Pellegrini y, de tanto charlar, medio nos distrajimos y nos olvidamos que el objetivo era tomar algo. A los diez, quince minutos, decimos: "Ya está, vamos a tomar algo. Acá hay un lugar, entremos."; y entramos en el lugar hablando, siempre hablando, y nos sentamos a la primera mesa, casi al lado de la puerta. Era un lugar medio oscuro, sobre Carlos Pellegrini. Empezamos a inventar los costados de la historia: ahí nace la idea de que la invisibilidad sea una condena y no un don, y otra serie de cosas así. Nos atendieron, pedimos un whisky, pero el tema es que, a los diez minutos, yo noto que se repite algo: vienen un par de mujeres y se sientan en una mesa cercana, miran un rato y se vuelven para el interior del local. Metidos en semejante historia de venganzas ancestrales y cosas así, recién a la tercera oportunidad que esto se repite - que las minas vuelven a sentarse enfrente nuestro - digo: "Robin. ¿Qué pasa acá?"; y recién ahí entramos a mirar: estas chicas eran chicas que "trabajaban" en ese boliche y que vieron dos hombres que se sentaban en una mesa y, por lo tanto, se acercaban para que nosotros, digamos, les demos "trabajo" (risas). Y claro, se sentarían, escucharían hablar de viejos invisibles que retornan del pasado y de condenas y qué sé yo, y dirían: "Y bueno, cada día los clientes vienen más locos; yo me voy" (risas).

* (A.A.): Ni siquiera tenían vocación de clientes.

* [N.B.]: ¡Nos habíamos metido en un bar donde hay chicas!. Claro, cuando descubrimos esto, nos pusimos a llorar de risa. Unos minutos después, cuando yo me levanto para ir al baño que estaba en el interior del local, paso por la barra y bueno, evidentemente era un lugar así. ¿Dónde teníamos la cabeza?. porque que e nos escape esto ¿no? (risas). Robin era un tipo al que no se le escapaban fácilmente las mujeres que pasaban, tenía la vista siempre preparada, digamos. Es muy graciosa la historia de cómo se armó "La Condena de Gabriel Doyle", que después, bueno, termino antes de tiempo... problemas de producción, problemas propios de la televisión, que es un lugar donde hay que hacer coincidir a demasiadas personas, y acá no hay una escuela de profesionales donde están delimitados los roles, no se trabaja así como se trabaja en Estados Unidos, y entonces es muy difícil que encaje todo... y este era un proyecto e donde especialmente tenía que encajar todo. Bueno, tuvo sus desafinadas, digamos, y el producto no fue lo que debería haber sido. Pero el trabajar con Robin en un ámbito en el que él no había trabajado nunca fue una cosa muy interesante para mí; haberle dicho un día: "Robin, ¿Querés hacer tele?", también fue bárbaro para mí.

* (A.A.): Esta vez fue usted el que invito: devolvió la gentileza.

* [N.B.]: Esta vez invité yo, claro. Así que, de todos modos, la experiencia fue bárbara; no todo sale perfecto en la vida... listo; esa estuvo mal, vendrá otra otro día que este mejor.

* (A.A.): ¿Proyectos?

* [N.B.]: Estoy haciendo "Martín Hel", que consume la mayoría de mi tiempo historietístico; estoy haciendo "El Hombre de Oro" con Taborda, y estoy preparando una o dos cosas para investigar cómo está el mercado en Francia y Bélgica, cosa que siempre me interesó, Paralelamente, estoy desarrollando una vertiente que empecé el año pasado, que es la de escribir, pero además hacer televisión: dirigir y producir, claro. El año pasado tuve la experiencia de unos documentales que hice en Italia para el canal Infinito... y fue una experiencia bárbara: aprendí todo lo que quería aprender. Este año intentaré hacer otros documentales por ahí más personales, un poco más documental-ficción ¿no?. en Europa también. Y con eso, el tiempo que me queda libre tengo que hacer algo que nunca lo dejo de lado, que es vivir; yo laburo muchísimo, pero no laburo veinticuatro horas al día. Tengo mucha capacidad de laburo, puedo laburarte doce, catorce horas por día, pero siempre me tomo tiempo para vivir, porque sino... Así que digamos: son muchos proyectos, son muchos laburos concretos, pero también ¿viste? el agujero para vivir, sino... (risas).

* (A.A.): Macanudo. Muchas gracias.

* [N.B.]: No, hombre. Por Dios...

 Martin Hel sacado, pero sacado mal

Ariel Avilez (guapoyvaron@hotmail.com)

 

Volver al inicio